lunes 25 de noviembre de 2024 00:47 am
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Este jueves se celebra el Día de Acción de Gracias, y aunque la Ciudad ha invertido $46.8 millones de dólares en alimentos en el 2023, y en el marco del día festivo los bancos de comida repartieron miles de pavos, los mercados siguen sin alcanzar para todos, por lo que voceros de comunidades de bajos recursos urgen por más inversiones y no recortes.

Faltan solo unas horas para que los neoyorquinos se sienten a la mesa a festejar la tradicional cena de Acción de Gracias. Y aunque en miles de hogares de la Gran Manzana el comedor estará repleto de comida, pavos rellenos, salsa de arándanos, panes, vinos, postres y purés de calabaza y papa, en otros lugares los banquetes brillarán por su ausencia. Los elevados costos en los alimentos, el aumento de personas necesitadas en los cinco condados y el desconocimiento de migrantes recién llegados sobre las opciones de solicitar comida en despensas vecinales, son algunas de las razones que neoyorquinos de bajos recursos como Ninfa Pabón dan para no tener una cena festiva para este jueves.

“Yo nunca pedía comida, porque mi hijo mayor me mantenía con su trabajo, pero como se me murió este año, quedé a la buena de Dios y de la ayuda que algunos vecinos me dan. Y vine a la despensa a ver si me podían dar alguito para hacer la fiestica de Thanksgiving, pero no me dieron nada porque no me había anotado a la lista de los mercados”, comenta la colombiana de 77 años, quien asegura no tener información de otros sitios donde solicitar comida ni de los múltiples programas de apoyo que tiene la Ciudad, que tan solo en el año fiscal 2023 ha invertido $46.8 millones de dólares en alimentos. “Vivo hace mucho tiempo en Nueva York, pero ahora se siente el hambre, y me piden que traiga prueba de que vivo por acá, identificación y un montón de cosas que a mi edad uno ya no se pone a hacer. Tocó celebrar sin pavo y a ver que me dan los vecinos”, dice la mujer con rostro de triste aceptación, a las afueras de una despensa de comida en la Avenida Broadway en Astoria, Queens, que contrasta con la sonrisa a medias con la que salió del lugar la madre latina Rosa Rodríguez.

“Si no fuera por esto que nos dan aquí todos los martes, no solo no tendríamos cómo celebrar Acción de Gracias en mi casa sino que no tendríamos manera para comer, pero la verdad es que cada vez achican más las porciones“, asegura la inmigrante mexicana, mostrando dos cajas de víveres que recibió en el banco de comida, uno de los más de 600 lugares que actualmente hay en los cinco condados como parte del programa de lucha contra el hambre de la Administración Municipal, entre despensas y comedores públicos.

Y aunque se estima que en la Gran Manzana hay por lo menos 1.2 millones de personas (14,6% de la población) que no pueden costearse sus propios alimentos, cifra que ha crecido con la llegada de más de 140,000 nuevos migrantes en el último año, de acuerdo a la organización City Harvest, el panorama es más preocupante todavía, pues se estima que el 50% de los adultos en toda la ciudad batallan para subsistir. Asimismo se calcula que 1 de cada 5 niños neoyorquinos enfrenta inseguridad alimentaria y a pesar de que las solicitudes de alimentos en despensas y comedores públicos aumentaron en más de 60% después de la pandemia del COVID, atendiendo a más de 32.5 millones de visitas, en las cuales se distribuyeron 45,7 millones de libras de comida, la realidad, según beneficiarios de esos lugares y líderes comunitarios es que los bancos de comida se están quedando cortos, están echando tijera a los mercados y hay más bocas y menos víveres.

“Yo recién llegué en diciembre del año pasado desde Venezuela y yo mismito veo que en las despensas a las que voy cada vez los mercados son más chiquitos y la misma gente de los sitios cuando uno se queja nos dice que hacen lo que pueden porque lo que están haciendo es repartir lo poco que tienen entre más gente”, asegura Keinel Munevar, de 27 años. “Ahora nos toca ir a tres y hasta a cuatro despensas para poder comer medianamente bien, y eso, comiendo solo dos veces al día, y ya nos dijeron en varios sitios que para el próximo año la cosa va a pintar peor porque el Alcalde está recortando fondos“.

En una despensa en la avenida Steinway en Astoria, pasadas las 11 de la mañana del día de repartición de mercados, varios fueron los solicitantes de comida que debieron irse a casa con las manos vacías y como dijo el salvadoreño Oswaldo Palacios, “con la panza seca”. La comida no alcanzó para todos los que llamaron a la puerta y una nevera llena de pavos puesta en la parte exterior de la despensa, pronto quedó sin nada.

“Uno no pensaría que esta ciudad uno aguante hambre, pero se aguanta hambre, es una realidad. En casas de ricos botan comida por montones y en casas como la mía tratamos de hacer rendir la comida hasta el último grano de arroz”, dijo el trabajador de limpieza. “Cada vez hay menos sitios donde uno puede llegar así nomás y le dan comida. La comida no alcanza y desde hace ya varios meses le han echado pastillas de chiquitolina a las bolsas”.

Y aunque la Administración Municipal defiende su proceder y asegura que “bajo el liderazgo del alcalde Eric Adams, la ciudad de Nueva York está centrando la alimentación como una prioridad clave”, para que “los neoyorquinos tengan acceso a alimentos saludables”, como afirma la Oficina de Política Alimentaria de la Alcaldía, también reconocen que “las familias que padecen inseguridad alimentaria se preocupan de que la comida se acabe antes de que tengan suficiente dinero para comprar más, comer menos de lo que deberían o no poder permitirse el lujo de comer comidas balanceadas”.

El propio Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad reveló en una ecuesta de salud comunitaria que más de un tercio de los adultos de la Gran Manzana, unos 2,2 millones de personas, viven en hogares en riesgo de inseguridad alimentaria, principalmente mujeres, neoyorquinos no blancos e inmigrantes, a pesar de que las agencias de la ciudad sirvieron más de 192 millones de comidas y refrigerios, incluidos más de 144 millones de comidas y meriendas en las escuelas.

Y al ser consultados sobre el panorama actual del hambre en la Gran Manzana y la manera en la que la llegada de nuevos migrantes que salen de los refugios y tratan de valerse por sí mismos han aumentado el tamaño de las filas en las despensas de comida, mientras logran estabilizarse, la Ciudad no respondió el efecto que tendrá en la cobertura de los bancos de comida, pero insistió en que siguen enfocados en que los neoyorquinos tengan comida.

“La Oficina de Política Alimentaria del Alcalde (MOFP) trabaja para mejorar la seguridad alimentaria y el acceso y consumo de alimentos saludables en toda la ciudad trabajando con todas las agencias de la ciudad para desarrollar y promover políticas alimentarias innovadoras”, aseguró Raquel Atcheson, vocera de la Oficina de Política Alimentaria. “Para abordar de manera equitativa las necesidades alimentarias de emergencia, el MOFP mapea la brecha entre la necesidad de alimentos de emergencia en los vecindarios de la ciudad de Nueva York y el suministro distribuido en los vecindarios, lo que se ha utilizado para planificar una distribución más equitativa de alimentos de emergencia en la ciudad en las comunidades que necesitan más apoyo”.

La funcionaria agregó que durante el último año, los funcionarios de la ciudad de Nueva York han trabajado incansablemente junto con socios comunitarios y religiosos para brindar servicios críticos a decenas de miles de solicitantes de asilo, muchos de los cuales llegan desde otros estados, y no solo se les ofrece comida, sino alojamiento, ropa y atención médica, así como acceso a información legal y educación en idiomas culturalmente apropiados, acciones en las que la Ciudad ya ha gastado más de $2,000 millones y espera gastar aproximadamente $5,000 millones para finales de este año fiscal.

“Como parte de nuestros esfuerzos para ampliar y fortalecer el acceso a nuestros programas de alimentos, DSS-HRA ha trabajado estrechamente con la Oficina de Tecnología e Innovación (OTI) de la Ciudad de Nueva York para perfeccionar el mapa de Food Help NYC, lo que incluye la optimización del mapa para su uso en teléfonos móviles para ayudar a los usuarios a encontrar la despensa de alimentos o el comedor comunitario más cercano a su ubicación, y está disponible en el siguiente sitio web: https://foodhelp.nyc.gov/“, agregó la Oficina de Política Alimentaria del Alcalde (MOFP).

Pero voceros de comunidades vulnerables, como la vicepresidenta del Caucus Progresista del Concejo Municipal, Jennifer Gutiérrez, han hecho sonar las alarmas no solo ante el actual panorama de las despensas de comida, que califica como insuficientes para atender la creciente demanda de alimentos, sino por el futuro cercano, en el que los anuncios de recortes de fondos a las agencias hechos por el Alcalde Adams, que empeorará el hambre en la Gran Manzana si no se toman medidas urgentes.

“Es una realidad que las despensas en la ciudad están recibiendo menos y menos recursos. Es una verdad que no se puede tapar con un dedo, más cuando todo está carísimo que hace dos o tres años, y estamos muy nerviosos no solo por los recortes a los recursos de comida sino también por el impacto que tendrán los recortes a agencias que aprueban cupones de alimentos con sentido de urgencia”, aseguró la legisladora de Brooklyn. “Si el Alcalde no es capaz de reconocer eso de manera abierta y dice que se está reduciendo el hambre, eso es puro cuento, y más aún con la llegada a nuestras comunidades de nuevos migrantes que no califican para cupones de alimentos y que dependen totalmente de las despensas. Si no se expanden las despensas será catastrófico”.

La concejal latina mencionó que a diario escucha de los vecinos de su comunidad la preocupación por la falta de acceso a alimentos y destacó que incluso en las escuelas también se siente el hambre entre niños y padres de familia, por lo que urgió al Alcalde a que aumente la inversión en programas de comida y no le pase tijera a iniciativas vitales.

“Una manera de medir el pulso del hambre son las escuelas, y muchos papás allá cuentan que prefieren no almorzar para poder cenar. Es falso que en una ciudad rica como Nueva York se esté combatiendo el hambre. Hay mucha hambre y los planes del Alcalde de recortar hasta 15% en fondos no nos da mucha esperanza, porque ese impacto se va a sentir más, por lo que tendremos que negociar con él con una estrategia de respuesta al presupuesto y pedir a Albany que también haga su parte”, agregó la líder política, destacando que para que muchas familias pudieran tener un pavo para festejar Acción de Gracias, se hicieron colectas y se promovieron eventos al margen de los programas de la Ciudad.

Uno de ellos fue la repartición de 50,000 libras de productos frescos y alimentos de Acción de Gracias a más de 140 lugares de culto, cocinas comunitarias y organizaciones sin fines de lucro en una iniciativa entre líderes de Brooklyn, como la concejal Gutiérrez y el presidente del condado de Brooklyn, Antonio Reynoso.

“El Día de Acción de Gracias es un recordatorio para reducir el ritmo, practicar la gratitud y disfrutar de la compañía de los seres queridos. Sin embargo, para muchos habitantes de Brooklyn, el feriado puede exacerbar las dificultades de la inseguridad alimentaria”, dijo el presidente Reynoso. “Si bien tenemos mucho trabajo por hacer para garantizar que ningún neoyorquino pase hambre ningún día del año, estoy muy agradecido con nuestros increíbles socios y mi personal por poner comida deliciosa y nutritiva en las mesas de todo nuestro distrito”.

Frankie Miranda, presidente y director ejecutivo de la Federación Hispana, aseguró que nadie en la Gran Manzana debería pasar hambre ni durante las vacaciones ni durante todo el año.

“Una comida caliente puede marcar una diferencia increíble en las vidas de los neoyorquinos necesitados”, dijo Miranda.

El presidente de la Asociación de Bomberos Uniformados del FDNY, Andrew Ansbro, y el presidente de la Asociación de Bomberos Uniformados del FDNY, Jim Brosi, también hicieron lo propio junto a las despensas de comida St. Francis Food Pantries y Gristedes & D’Agostino, con quienes repartieron pavos a neoyorquinos sin hogar y a aquellos en necesidad, al igual que la organización Caridades Católicas de Nueva York, en su lucha contra la inseguridad alimentaria.

“En estos tiempos difíciles, debemos extender una mano y asegurarnos de que todos puedan experimentar la calidez de una comida de Acción de Gracias. Es un testimonio de nuestra misión de lograr un impacto significativo y abordar la necesidad apremiante de alimentos que enfrentan actualmente muchos en la comunidad, dijo Monseñnor Alfred LoPinto, presidente y director ejecutivo de Caridades Católicas de Brooklyn y Queens.

Datos sobre lucha contra el hambre y despensas de alimentos en NYC

$46.8 millones en alimentos ha invertido la Ciudad en el 2023

600 lugares y más entre despensas y comedores públicos atienden a personas con hambre

1.2 millones de personas, es decir 14,6% de los neoyorquinos no puede costearse sus propios alimentos

50% de los adultos en toda la ciudad batallan para subsistir

1 de cada 5 niños neoyorquinos enfrenta inseguridad alimentaria

60% aumentaron las visitas a despensas y comedores públicos

32.5 millones de visitas a esos lugares hubo en 2023

45.7 millones de libras de comida se han repartido en añno fiscal 2023

5% a 15% en recursos planea reducir el Alcalde Adams a agencias de la Ciudad

$2,000 millones ha gastado la Ciudad en crisis de nuevos migrantes

Si quiere saber la ubicación de las despensas de comida en la ciudad, visite este enlace: https://www.nyc.gov/site/dycd/services/food_pantries.page

También puedes descargar la aplicación con el buscador de despensas en: https://finder.nyc.gov/foodhelp/

Por Edwin Martínez

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