En menos de una semana, el pequeño enfermó y nada pudieron hacer para salvarle la vida. Sus padres creen que la ameba “comecerebros” se alojó en su organismo cuando estuvo jugando en una piscina.
Un bebé de 2 años llamado Woodrow Bundy, originario de Nevada, murió de forma trágica luego de que contrajo la famosa ameba mortal “comecerebros”, al parecer, por haber estado en una piscina contaminada con dicho microorganismo.
La historia de Woodrow se volvió viral luego de que su madre, una mujer llamada Briana, compartiera la triste historia de su pequeño en Facebook.
“Woodrow Turner Bundy regresó victorioso a nuestro padre en el cielo a las 2:56 am. Él es mi héroe y siempre estaré agradecida con Dios por darme el bebé más bueno de la tierra, y estoy agradecida de saber que algún día tendré a ese niño en el cielo”, publicó la madre en dicha red social.
El bebé habría perdido la vida el 19 de julio, a causa de una fuerte infección derivada por la ameba “comecerebros”, la cual probablemente se introdujo a su organismo mientras jugaba en días pasados en una piscina en Ash Springs.
Los padres de Woodrow notaron la semana pasada que su hijo no se encontraba del todo bien, pues comenzó con u cuadro de tos, que conforme avanzaron los días, se fue agravando. Así que Briana decidió llevarlo a un hospital, en donde los doctores pensaron que podría tratarse de un cuadro de meningitis.
Sin embargo, luego de haber sido sometido a diversas pruebas, estas finalmente arrojaron que los problemas de salud del bebé se debían a que había contraído naegleria fowleri, el microbio mortal.
Generalmente, la ameba “comecerebros”se introduce al organismo infiltrándose por la nariz y se aloja en el cerebro, infectándolos con meningoencefalitis amebiana primaria, una condición catastrófica que causa la destrucción del tejido cerebral y la inflamación del cerebro, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Generalmente, este ser microscópico suele residir en el agua dulce tibia, como lagos, ríos y fuentes termales, pero también se encuentra en piscinas que no reciben mantenimiento constante y adecuado. Además, la ameba no puede sobrevivir en agua salada y no puede propagarse de una persona a otra.
Tristemente, aquel que la contrae prácticamente está condenado a fallecer, pues su tasa de mortalidad es del 97%. En Estados Unidos, entre 1962 y 2022 ha habido 157 casos; solo 4 lograron sobrevivir.
Por esta razón, según lo explicado por la madre, los CDC se negaron a administrarle determinados medicamentos a su hijo porque no presentaba signos de que su estado de salud pudiera mejorar, pues tenía ya varios días sin presentar actividad cerebral.
La familia abrió una página de GoFundMe para que la gente pueda donar y así logren costear los gastos médicos y funerarios de su bebé.
Por Montserrat Arqué