Los pilares de una buena salud son siempre las mismos y, a día de hoy, la mayoría de las personas conocen los hábitos saludables que nos permiten vivir más y mejor. Alimentación sana, ejercicio físico, dormir bien, cuidar nuestras relaciones, reducir el estrés… Practicar un estilo de vida saludable nos ayuda a reducir la acción de los grandes enemigos silenciosos de nuestro organismo: de la inflamación sistémica de bajo grado al estrés oxidativo. A estas alturas de la película la gran mayoría de la gente sabe algo de la importancia de cuidar de nuestra microbiota intestinal, de cómo influir en la longitud de nuestros telómeros, de incentivar la plasticidad cerebral o del importante papel de la salud cardiovascular y la capacidad respiratoria en nuestra salud.
¿CUÁL ES LA CLAVE DE LA SALUD Y LA LONGEVIDAD?
Y, aunque sabemos mucho más, tenemos un problema: el exceso de información. La sobre exposición informativa nos dificulta su procesamiento y nos desequilibra. En busca de novedades y consejos milagrosos es fácil olvidar lo más importante: el equilibrio y la constancia en nuestro estilo de vida. Lo dijo Hipócrates hace siglos: “Todas las partes del cuerpo tienen una función, si se usan con moderación y se ejercitan en labores en las que están acostumbradas, se vuelven sanas, bien desarrolladas y envejecen más lentamente, pero, si no se usan, se vuelven propensas a enfermarse, tienen un crecimiento defectuoso y envejecen rápidamente”. La doctora Sari Arponen, experta en estos temas y cofundadora de la plataforma Slow Medicine Revolution dice que, si todo el mundo siguiera las prácticas que vamos a recomendarte, estaríamos mucho más sanos de forma global, viviendo más y mejor. “La salud es un camino que recorrer a lo largo de toda tu vida. Tú eres el máximo responsable de la tuya”, dice. Sus recomendaciones se apoyan en los 3 principios que expone en su libro El sistema inmunitario por fin sale del armario (Alienta Editorial). Son estos:
- “Somos lo que la microbiota hace con lo que comemos y lo que luego absorbemos”.
- “Lo que no se usa, se atrofia, se muere y se olvida” (Hipócrates).
- “El secreto para tener buena salud es que el cuerpo se agite y la mente repose“. (Vicent Voltaire).
8 DECISIONES COTIDIANAS QUE RALENTIZAN EL ENVEJECIMIENTO
Te proponemos 8 hábitos saludables que tienen un impacto directo en nuestra salud, bienestar y longevidad. En el equilibrio y la constancia está la clave.
- Practica la alimentación prebiótica y antiinflamatoria. “Los ultraprocesados, el azúcar y las grasas malas son lo peor”, dice la doctora Arponen. Y, para muchas personas, los cereales (sobre todo con gluten) y los lácteos pueden ser dañinos. Para los adultos, mejor comer dos veces al día que cinco, y mejor quince horas de ayuno nocturno que ocho”.
- Huye del sedentarismo. El ejercicio moderado y, sobre todo, el movimiento continuo es una medicina gratuita que todos tenemos al alcance de la mano. De nada sirve machacarte en el gimnasio una hora si el resto del día lo pasas sentado.
- Dormir bien no es opcional. ¿Cuánto hay que dormir? Más de 6 y menos de 9 horas.
- Conecta con la naturaleza más a menudo. Si puedes, todos los días. En un jardín o en un paisaje natural tu cuerpo y tu mente se regeneran, se limpian de pensamientos y sustancias tóxicas.
- Alimenta tus relaciones profundas y reales. Deja a un lado la tecnología y busca y comparte experiencias reales con la gente que aprecias y que te aprecia. Tu microbiota y tu cerebro se nutren de ello.
- Mantenerse joven comienza en la mente. Ten un propósito en la vida, sé agradecido y practica la compasión. No abandones tu curiosidad innata no dejes de jugar. Todo ello contribuye a tu felicidad y a la de los demás.
- Vitamina D, ácidos grasos omega-3 y magnesio, tres complementos imprescindibles para la salud. El sol es la principal fuente de vitamina D. El omega-3 es una grasa saludable que ayuda a estabilizar el estado de ánimo, a fortalecer los huesos y a reducir la inflamación en el cuerpo. Se encuentra en alimentos como el salmón, las nueces y las semillas.
- Reduce el estrés practicando meditación, mindfulness, etc. Ayuda a prevenir los cambios relacionados con la edad en el cerebro. Mantenerse joven comienza en la mente. Además, tener demasiados altibajos con oleadas de adrenalina y cortisol pueden causar presión arterial alta y estresar el corazón en exceso.
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