miércoles 18 de diciembre de 2024 12:51 pm
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Aventura submarina: un ingeniero alemán busca romper récord Guinness viviendo bajo el mar en Panamá

En una audaz e inusual hazaña, el ingeniero aeroespacial alemán Rüdiger Koch, de 59 años, ha pasado los últimos dos meses viviendo a 11 metros de profundidad en el mar Caribe frente a las costas de Panamá. Su hogar temporal es una cápsula conectada a una casa futurista flotante, en lo que él describe como un experimento para demostrar que es posible llevar una vida cómoda y trabajar desde el fondo del océano. Además, Koch tiene una meta clara: romper un récord Guinness y convertirse en la persona que más tiempo ha pasado bajo el agua sin despresurización.

La aventura comenzó el pasado 26 de septiembre, y Koch planea salir de su hábitat submarino el próximo 24 de enero, completando 120 días bajo el agua. Este tiempo superaría el récord actual, que pertenece a Joseph Dituri, quien pasó 100 días en una instalación similar en un lago de Florida.

Un estilo de vida submarino

El espacio donde Koch vive mide 30 metros cuadrados e incluye lo esencial para la vida diaria: una cama, un inodoro portátil, un televisor, una computadora, una bicicleta estática y varios abanicos. Aunque dispone de internet satelital y energía solar, carece de una ducha, lo que él considera uno de los aspectos más desafiantes de su experiencia.

“Me despierto a las seis, sigo las noticias, trabajo un poco y luego preparo el desayuno para ocuparme de todas las cosas que surgen a diario”, relata Koch desde su cápsula. Inspirado por su amor por la obra clásica 20,000 Leguas de Viaje Submarino de Julio Verne, Koch describe su vida bajo el mar como tranquila, con sonidos relajantes de olas y peces.

Desde las ventanas circulares de su cápsula, Koch puede disfrutar de una vista panorámica del fondo marino, donde observa peces de diferentes tamaños. “Tienes una perspectiva completamente diferente aquí abajo”, asegura, mientras las aguas turquesas del Caribe sirven de telón de fondo.

Innovación y sostenibilidad

La casa flotante, situada frente a Puerto Lindo, en Portobelo, es una estructura circular con ventanas que ofrecen una vista de 360 grados. La cápsula sumergida de Koch está hecha de materiales ecológicos que permiten el crecimiento de corales y ofrecen refugio a la fauna marina.

“Hemos diseñado esto para demostrar que se puede innovar y vivir bajo el agua de manera sostenible”, señala el canadiense Grant Romundt, socio de Koch en una empresa que ya ha construido tres casas flotantes en la región.

Desafíos y apoyo externo

A pesar de las comodidades, la vida bajo el mar no está exenta de desafíos. Koch ha enfrentado tormentas y condiciones climáticas adversas que casi comprometen su misión. Además, cuatro cámaras monitorean su actividad para garantizar su seguridad y verificar que no abandone su hábitat submarino antes de tiempo.

Koch recibe alimentos y visitas de su médico, así como de sus dos hijos. Entre risas, menciona que aún “sigue casado” y espera la próxima visita de su esposa tailandesa.

Un futuro bajo el mar

Koch espera que su experiencia inspire a más personas a considerar la posibilidad de trasladar sus vidas al océano. “Es mucho más tranquilo aquí abajo, lejos del bullicio de la ciudad”, reflexiona. Al concluir su encierro voluntario en enero, tiene claro lo primero que hará: “Voy a tomarme una buena ducha, de una hora más o menos”.

Con su misión, Koch no solo busca el reconocimiento de un récord Guinness, sino también abrir nuevas posibilidades de innovación y sostenibilidad en la relación entre el ser humano y el océano.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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