martes 26 de noviembre de 2024 11:17 am
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La crisis del fentanilo entre trabajadores de la construcción: un problema creciente en Nueva York

En un preocupante panorama de salud pública, los trabajadores de la construcción en la ciudad de Nueva York enfrentan una alarmante crisis: el abuso de fentanilo, un opioide sintético entre 30 y 50 veces más potente que la heroína, ha comenzado a devastar este sector laboral. Los datos recientes muestran que tienen 16 veces más probabilidades de morir por una sobredosis de opioides que por accidentes laborales, una estadística que resalta la gravedad del problema.

La historia de José Miguel Pazmiño

José Miguel Pazmiño, un trabajador de la construcción ecuatoriano de 50 años, residente en Queens, resume esta crisis en pocas palabras:

“Casi todos mis compañeros, especialmente los jóvenes, consumen esas pastillas para el dolor que venden por ahí. Es esa droga, el fentanilo, que ha matado a mucha gente. Sé de muchos que han muerto por infartos, pero en realidad es por esas drogas.”

José relata cómo estas sustancias son promovidas como herramientas para aliviar dolores físicos y mejorar el rendimiento, pero en muchos casos terminan causando adicciones y muertes.

Un problema creciente en la construcción

En un sector conocido por las lesiones laborales, el abuso de opioides ha superado en peligrosidad a los accidentes. Según la Asociación de Empleadores de Negocios y Comercios (BTEA), el uso de opioides entre los trabajadores de la construcción ha llevado a que en 2022 se registraran 17 veces más muertes por sobredosis que por accidentes laborales fatales.

Walter Sinche, de la Alianza Ecuatoriana Internacional, señala que el estrés, la ansiedad y la depresión, sumados a la amenaza de deportaciones y redadas, están exacerbando esta situación entre los trabajadores inmigrantes.

“Nos enfrentamos a una generación de trabajadores vulnerables que, en busca de alivio, caen en sustancias altamente peligrosas,”advierte Sinche.

¿Por qué los opioides son comunes en el sector?

Muchos trabajadores reciben recetas de opioides para tratar dolores derivados de lesiones laborales. Sin embargo, estos medicamentos a menudo se convierten en la puerta de entrada al consumo ilegal de fentanilo. José Oropeza, un trabajador dominicano de 25 años, destaca cómo el acceso a esta droga se ha normalizado:

“Ese fentanilo lo venden como agua en Nueva York. Lo consigues tan fácil como la marihuana. Muchos no saben qué están consumiendo realmente, y eso los mata.”

Estadísticas alarmantes en Nueva York

Aunque el Departamento de Salud e Higiene Mental de Nueva York reportó una leve disminución del 1% en las fatalidades por sobredosis en 2023, los expertos coinciden en que estas cifras están subregistradas. Además, el impacto del fentanilo no es uniforme; las comunidades de bajos ingresos, especialmente en El Bronx, son las más afectadas. En esta zona, la tasa de sobredosis es de 78 por cada 100,000 habitantes, la más alta de toda la ciudad.

El peligro de las mezclas ilícitas

El fentanilo vendido ilegalmente se mezcla a menudo con otras drogas, como heroína y cocaína, lo que aumenta significativamente el riesgo de sobredosis. Esta práctica, destinada a abaratar costos, pone en peligro a los consumidores que desconocen la presencia de este opioide en las sustancias que adquieren.

Medidas necesarias

Para abordar esta crisis, la BTEA está promoviendo legislaciones que integren el apoyo a la salud mental en los entrenamientos de seguridad laboral. Aunque actualmente las capacitaciones OSHA incluyen advertencias generales sobre drogas y alcohol, aún no abordan específicamente el riesgo del fentanilo.

Sin embargo, se necesita un esfuerzo más amplio que combine la educación, el acceso a tratamientos para la adicción y el fortalecimiento de la regulación sobre opioides.

Conclusión

El fentanilo no solo es una amenaza para la salud pública general, sino que está impactando desproporcionadamente a los trabajadores de la construcción, un sector ya de por sí vulnerable. Este problema exige una respuesta integral que no solo reduzca el acceso a esta droga mortal, sino que también ofrezca apoyo a quienes la han convertido en parte de su rutina laboral.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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