viernes 22 de noviembre de 2024 04:29 am
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La compañía fundada por Elon Musk ha abordado el problema del Falcon 9 con una solución “a corto plazo”.

Este famoso cohete voló tres veces al espacio el fin de semana.

El pasado 12 de julio, después de más 300 lanzamientos exitosos, el cohete Falcon 9 sufrió una anomalía que le impidió desplegar correctamente 23 satélites Starlink en órbita. Pese a su envidiable racha, el mencionado suceso se tradujo en la apertura de una investigación por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA), agencia que obligó a SpaceX a mantener su prodigioso sistema de lanzamiento en tierra hasta que se abordara el problema.

Como señala Reuters, en aquel momento no estaba claro cuándo volvería a volar el caballo de batalla de la firma espacial fundada por Elon Musk. El proceso se estimaba en varias semanas o incluso meses, por lo que se temía algún tipo de retraso en las misiones posteriores, algunas de ellas tripuladas a la ISS. Una solución “a corto plazo” ha llegado bastante pronto, permitiendo reanudar los lanzamientos 15 días después de la detección de la anomalía.

El Falcon 9 vuelve al espacio

Tras poco más de dos semanas en tierra, SpaceX ha vuelvo a lanzar el Falcon 9. Este modelo de cohete no despegó una, sino tres veces durante el fin de semana. Uno de los lanzamientos tuvo lugar el sábado en el Centro Espacial Kennedy (Florida). Los dos posteriores se desarrollaron con apenas unas horas de diferencia en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral (Florida) y en la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg (California).

Estamos hablando de tres misiones Starlink que no tuvieron inconveniente alguno y que consiguieron despegar tras su correspondiente autorización por parte de la FAA. SpaceX, cabe señalar, todavía tiene trabajo que hacer para lanzar sus próximas misiones tripuladas. Antes de la anomalía se había previsto el lanzamiento de la misión privada Polaris Dawn financiada por el multimillonario Jared Isaacman para el 31 de julio, pero se ha retrasado.

También estaba previsto el lanzamiento de la novena misión operativa de SpaceX en el Programa de Tripulación Comercial para el 18 de agosto. Se trata de Crew-9, que transportará a cuatro personas a la ISS (tres astronautas de la NASA y un cosmonauta de Roscosmos). Ahora bien, Polaris Dawn no podrá despegar hasta después del despegue de Crew-9. Esta última, por su parte, debería ser autorizada después de una inspección adicional de finales de julio.

Qué pasó con el Falcon 9

Ahora que los vuelos no tripulados del Falcon 9 se han reanudado sabemos cuál es la causa más probable de su percance. Este sistema de lanzamiento, recordemos, consta de dos etapas. La segunda etapa está equipada con un motor Merlin Vacuum que puede encenderse varias veces. Durante la primera “combustión” se produjo una fuga de oxígeno líquido a causa de una grieta en una conducción para un sensor de presión conectado al sistema de oxígeno del vehículo.

La grieta, dicen los ingenieros de SpaceX en supervisión de la FAA, fue producto de la fatiga causada por la enorme vibración del motor y la holgura en la abrazadera que normalmente ajusta la conducción en cuestión. Pese a la fuga, el motor de la segunda etapa funcionó durante su primer encendido y se apagó correctamente. Sin embargo, la fuga de oxígeno líquido provocó un enfriamiento excesivo de los componentes del motor y acabó dañándolos.

Uno de los elementos perjudicados por la fuga fue el sistema de encendido, lo que impidió que se desarrollara una segunda combustión controlada. Como resultado de esto, los satélites Starlink fueron desplegados a una altitud demasiado baja. SpaceX intento recuperar algunos de ellos al enviar comandos de encendido de los sistemas de propulsión incorporados. Finalmente, los satélites acabaron desintegrándose en la atmósfera terrestre.

La solución a corto plazo que ha permitido reanudar los vuelos no tripulados ha consistido en eliminar la conducción de oxígeno y el sensor relacionados a la anomalía de la segunda etapa. SpaceX dice que “el sensor no es utilizado por el sistema de seguridad de vuelo y puede ser cubierto por sensores alternativos ya presentes en el motor”. Esta solución también se aplicaría para Crew-9, pero después de un riguroso análisis de la FAA.

Javier Marquez

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