viernes 22 de noviembre de 2024 19:02 pm
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Es el ataque más importante de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.

Rusia ordenó este lunes más evacuaciones de civiles en las regiones de Bélgorod y Kursk, fronterizas con Ucrania, casi una semana después del inicio de una incursión sin precedentes de las tropas de Kiev en su territorio.

Ucrania lanzó la semana pasada una sorpresiva operación a gran escala en Kursk, dos años y medio después del inicio de la invasión de Ucrania y tras meses de repliegue ante las fuerzas de Moscú en el frente oriental.

La ofensiva, que ha hecho huir a decenas de miles de personas, es el ataque más importante de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.

“El objetivo es estirar las posiciones del enemigo, infligir el máximo de pérdidas, desestabilizar la situación en Rusia, porque son incapaces de proteger sus propias fronteras”, indicó un alto funcionario de seguridad ucraniano el sábado.

El responsable, que habló bajo condición de anonimato, aseguró que “miles” de soldados ucranianos participan en la operación.

El ejército ruso reconoció el domingo que Ucrania penetró profundamente en su territorio al informar que había impedido “intentos de avance” en tres localidades situadas a unos 30 km de la frontera con la exrepública soviética.

Según las autoridades rusas, más de 76.000 personas que vivían en la región de Kursk fueron evacuadas el sábado, y el lunes el gobernador en funciones, Alexéi Smirnov, anunció que las evacuaciones se extenderían al distrito de Belovski, donde viven casi 15.000 personas.

Las autoridades de Bélgorod también anunciaron evacuaciones de un distrito ante la “alarmante” situación, pese a que los combates no han llegado a la región.

“Hay actividades enemigas en la frontera del distrito de Krásnaya Yaruga”, declaró el gobernador Viacheslav Gladkov en Telegram.

“Por la seguridad de la vida y la salud de nuestra población, estamos empezando a trasladar” a los habitantes de ese distrito, agregó.

El Ministerio de Defensa ruso afirmó el lunes que sus sistemas de defensa aérea destruyeron 18 drones ucranianos por la noche, 11 de ellos sobre la región de Kursk.

Acogida de desplazados

En Moscú, la acogida de desplazados se organiza desde hace varios días.

Daria Chistopolskaya, una comadrona de 28 años, vino a entregar juguetes que, de otro modo, habría regalado a sus parientes o guardado en la segunda residencia familiar.

“El Estado no se preocupa lo suficiente por estas personas, y la gente debería ayudarse mutuamente en estas situaciones”, declaró a AFP.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, admitió el sábado por primera vez la implicación de su país en la incursión en Rusia, indicando que esta busca “desplazar la guerra al territorio del agresor”.

El asalto a la región de Kursk ha sido la ofensiva transfronteriza más grande y exitosa de Kiev hasta el momento.

En este contexto, las autoridades ucranianas solicitaron la evacuación de al menos 20.000 civiles de la región de Sumy.

En un centro de evacuación en la capital regional homónima, Mykola, un jubilado de 70 años que abandonó su aldea –Khotyn, a unos 26 km de la frontera con Rusia–, afirmó el domingo que la ofensiva en territorio ruso le dio una dosis de ánimo.

“Dejemos que descubran lo que es. No entienden lo que es la guerra. Dejemos que lo prueben”, declaró.

Rusia impuso el estado de emergencia en la zona de Kursk y anunció el inicio de una “operación antiterrorista” allí y en otras dos regiones fronterizas.

Moral reforzada

El domingo por la noche, tanto Kiev como Moscú se acusaron mutuamente de un incendio en la central nuclear de Zaporiyia, que fue “extinguido”, según un responsable de la ocupación rusa en el sur de Ucrania, Vladimir Rogov.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que cuenta con un grupo de expertos en el lugar, afirmó que “no se informó de ningún impacto para la seguridad nuclear”.

Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022 y desde entonces mantiene una ofensiva implacable, ocupando franjas del este y el sur del país y sometiendo a las ciudades ucranianas a ataques diarios de artillería, misiles y drones.

Los analistas estiman que Kiev lanzó probablemente el asalto para aliviar la presión sobre sus tropas en otras partes del frente, superadas en número y faltas de armas.

Pero de momento, la incursión no ha debilitado la ofensiva rusa en el este de Ucrania, donde Moscú lleva meses ganando terreno, indicó el alto funcionario de seguridad ucraniano preguntado por AFP.

El funcionario admitió que Rusia “detendrá” tarde o temprano a las tropas ucranianas en la región de Kursk, aunque el ataque “tomó desprevenidos a los rusos” y “levantó la moral” de las fuerzas de Kiev.

También afirmó que Rusia, en respuesta a la incursión, prepara un ataque de misiles masivo contra “centros de mando” en Ucrania y aseguró que Kiev había avisado a sus aliados occidentales de la operación.

El funcionario ucraniano aseguró además que Kiev respeta “estrictamente el derecho humanitario” en su ofensiva y que no tiene la intención de anexionar las zonas que ocupa actualmente.

AFP

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