viernes 31 de enero de 2025 21:15 pm
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El Movimiento 23 de Marzo, respaldado por Ruanda, fue acusado de saquear las oficinas del gobierno y tomar como rehenes a funcionarios en la ciudad más importante de la zona minera del país.

El grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), respaldado por Ruanda, aseguró este jueves que ha tomado el control total de Goma, capital de la provincia de Kivu Norte, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), y ha amenazado con avanzar hacia la capital del país, Kinshasa, en medio del recrudecimiento del conflicto con el Ejército congoleño, lo que ha encendido las alarmas sobre la situación humanitaria.

“Estamos aquí, en Goma, para quedarnos, como congoleños, y para proteger a la población. Continuaremos la marcha de liberación hacia Kinshasa”, declaró Corneille Nangaa, líder de la Alianza Río Congo, encabezada por el M23, en una rueda de prensa en Goma, situada entre el lago Kivu y la frontera con Ruanda.

Asimismo, prometió que el grupo restablecerá la electricidad y la seguridad en la zona en los próximos días, asegurando que, en un plazo de 48 horas, iniciarán las labores de saneamiento de la ciudad. También denunció que las autoridades “cortaron el agua y la electricidad, privaron a la población del acceso a Internet y otras comunicaciones”. “Este es el método criminal de la gente ilegítima”, criticó.

“Debemos reiniciar las actividades económicas (…) reiniciaremos las actividades escolares y académicas. Proporcionaremos, y ya lo hacemos, corredores humanitarios seguros para trasladar a los miles de desplazados a su entorno natural. La reapertura de las carreteras es uno de los ejes prioritarios para el abastecimiento de la ciudad”, señaló.

Durante su intervención, aseguró que su presencia en esta ciudad “es el resultado de una crisis generalizada” en el país africano, que ha contado con la participación “de varios Ejércitos, varias milicias y mercenarios europeos”. “Somos congoleños y estamos condenados a oponernos al mal gobierno, a las violaciones de los Derechos Humanos, a toda colonización”, agregó.

Los bienes del líder rebelde

El Ministerio de Justicia de RDC informó durante la jornada que los bienes confiscados al líder rebelde Corneille Nangaa, quien presidió la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) entre 2015 y 2021, han sido asignados a ciertos servicios de su cartera ministerial.

“Los bienes confiscados en el caso Nangaa y asociados están, a partir de este jueves (30 de enero de 2025), asignados a ciertos servicios del Ministerio de Justicia, Justicia Civil y Justicia Militar. Los títulos de propiedad de estos inmuebles serán convertidos por los servicios competentes del Ministerio de Asuntos Territoriales”, señala un comunicado.

Nangaa es líder de la Alianza Río Congo desde agosto de 2023. Durante su cargo al frente de la CENI, supervisó las elecciones en RDC y certificó la victoria del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, en los controvertidos comicios de 2018. Además, ha sido objeto de sanciones por parte del Departamento del Tesoro estadounidense por “socavar” los procesos electorales.

En 2024, un tribunal militar condenó en rebeldía a 25 personas, incluido Nangaa, a pena de muerte, al haber sido declarados culpables de crímenes de guerra, participación en una insurrección y traición al proponer una alianza con el M23. La mayoría de los acusados no estuvieron presentes en el juicio, ya que estaban prófugos.

Saqueos en las oficinas de Goma

Por otro lado, la CENI denunció que el Ejército de Ruanda y sus aliados del M23 saquearon el martes y el miércoles las instalaciones de su Secretaría Ejecutiva Provincial y sus almacenes situados en Goma. “Se llevaron a Ruanda vehículos, motocicletas —usadas y nuevas—, así como material electoral. Tomaron como rehenes a algunos agentes”, aseguró.

“La CENI condena enérgicamente los actos perpetrados y pide a las autoridades nacionales y a la comunidad internacional que intervengan ante estas pérdidas de material destinado a las operaciones electorales. Además, exige la liberación inmediata de sus funcionarios”, se lee en un comunicado.

Ruanda y Angola analizan la situación

Por otro lado, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, informó que ha mantenido una “productiva” conversación con su homólogo angoleño, Joao Lourenço, quien actúa como mediador en este conflicto, con el objetivo de analizar “la necesidad de encontrar una solución a largo plazo y sostenible para la situación actual en RDC”.

“También hemos reafirmado nuestro compromiso de trabajar con otros países del continente para encontrar una solución, al tiempo que hemos profundizado nuestra sólida asociación bilateral de cara al futuro”, señaló el jefe de Estado ruandés a través de su perfil en la red social X.

La Presidencia de Angola, por su parte, indicó que Lourenço habló por teléfono con Kagame después de haberse reunido en la víspera en Luanda con Tshisekedi. El mandatario angoleño reiteró su “llamado a preservar los logros ya alcanzados en el marco del proceso de Luanda”, como el alto el fuego, la neutralización de la milicia Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y la retirada del Ejército de Ruanda.

“A pesar de los esfuerzos de mediación, solo la buena voluntad y el compromiso de las partes —Kinshasa y Kigali— permitirán el avance del proceso de paz en el este de RDC, que hasta ahora no ha sido observado. No obstante, la mediación reitera que seguirá adoptando medidas para acercar a las partes, aliviar las tensiones y restablecer la paz, a fin de que las poblaciones afectadas puedan desarrollar su vida en un entorno normal”, declaró.

El M23 es un grupo rebelde integrado principalmente por tutsis congoleños que lanzó una nueva ofensiva a finales de 2022, tras el conflicto entre 2012 y 2013, que culminó con un acuerdo de paz. Esto ha elevado las tensiones entre RDC y Ruanda, ya que Kinshasa acusa a Kigali de apoyar al M23, mientras que Ruanda denuncia que el gobierno congoleño reprime a los tutsis congoleños con el respaldo de grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) —fundadas por hutus huidos del genocidio de 1994 en territorio ruandés— y otras milicias locales.

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