El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha propuesto una nueva iniciativa que busca transformar una de las cárceles en construcción en un centro especializado para el tratamiento de reclusos con problemas de salud mental. La propuesta surge en medio de la problemática de Rikers Island, donde cerca del 50% de los internos padecen enfermedades mentales y enfrentan condiciones inadecuadas para su rehabilitación.
Un enfoque controvertido
La iniciativa ha generado opiniones divididas. Por un lado, algunos aplauden la intención de abordar un problema crítico del sistema penitenciario, mientras que otros señalan que la propuesta carece de detalles claros y compromisos concretos.
La concejal Sandy Nurse destacó que el sistema actual no solo falla en ofrecer atención adecuada a los internos con enfermedades mentales, sino que también los deja en peores condiciones. Nurse instó a la creación de más centros de tratamiento comunitario y a la inversión en soluciones sostenibles, en lugar de limitarse a camas dentro de cárceles.
Por su parte, Zachary Katznelson, de la Comisión Independiente de Rikers, enfatizó que el cierre de las instalaciones peligrosas de Rikers debe ir de la mano con una ampliación significativa de la capacidad de tratamiento para enfermedades mentales graves. Katznelson advirtió que las condiciones actuales no favorecen la rehabilitación y representan una carga insostenible para los funcionarios penitenciarios.
Críticas y llamados a la acción
Darren Mack, de Freedom Agenda, criticó al alcalde por lo que considera una falta de acción real frente a las demandas de los neoyorquinos. Mack recordó que la ciudad ya había diseñado un plan integral para cerrar Rikers y redirigir recursos hacia soluciones más humanas y efectivas. Según el defensor, la propuesta de Adams podría frenar este avance y resucitar modelos de asilos obsoletos que en su momento fueron descartados.
La realidad de Rikers Island
Actualmente, más de 1,400 reclusos en Rikers han sido diagnosticados con enfermedades mentales graves. Organizaciones y expertos coinciden en que estos individuos no deberían estar en prisiones tradicionales, sino en instalaciones diseñadas para su tratamiento y rehabilitación. Sin embargo, la falta de camas psiquiátricas, programas de apoyo comunitario y viviendas de transición sigue siendo un obstáculo importante.
Una problemática urgente
El debate pone en evidencia la necesidad de abordar el vínculo entre la salud mental y el sistema de justicia penal. Mientras algunos ven la propuesta de Adams como un paso inicial, otros consideran que es insuficiente frente a la magnitud del problema. Los defensores de los derechos de los internos y las organizaciones comunitarias continúan exigiendo una estrategia integral que priorice la atención, el tratamiento y la reintegración social de las personas afectadas.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com