viernes 22 de noviembre de 2024 12:38 pm
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Un estudio del Centro Nacional de Derecho de la Mujer ofrece datos contundentes sobre la afiliación sindical y su impacto en las féminas.

En marzo de 2019, Reyna Bello laboraba en un local donde arreglan las uñas, ubicado en la zona de Astoria en el barrio de Queens.

“Estaba limpiando el piso cerca de la entrada del sótano cuando me resbalé, me fui para atrás, y me rompí el hombro izquierdo. Aunque me operaron nunca quedé bien pues me cuesta trabajo levantar el brazo, no me puedo bañar sin sufrir dolor y en general me cuesta mucho desempeñar labores manuales”

Como resultado del accidente Bello estuvo un año sin trabajar y al regresar al mismo lugar donde se accidentó, le permitieron seguir, pero como su desempeño bajó debido a la lesión “la cual ocultaba a los dueños para evitar perder mi trabajo”, una tarde repentinamente y sin importar que el local estuviera lleno de gente “la dueña simplemente me corrió y aunque me dijo que me llamaría para darme algo, nunca lo hizo”, concluye la trabajadora.

El caso de Reyna Bello, madre soltera con 4 hijos, resume muy bien todo lo que un sindicato podría haber hecho por ayudar a esta trabajadora en desgracia.

De entrada, resalta el hecho de que las trabajadoras sindicalizadas tienen protecciones contra el despido, además de que las ayudan a hacer valer y cumplir sus derechos. Se les ofrece, asimismo, licencias y tiempo de enfermedad remunerado, beneficios de jubilación, horarios predecibles, beneficios de salud y cuidado de sus derechos reproductivos.

Aunque pertenecer a un sindicato aumenta los salarios de los trabajadores en general, específicamente son las mujeres sindicalizadas quienes suelen experimentar mayores ganancias en sus salarios que los hombres, según encontró el estudio “Los Sindicatos Son buenos Para las Mujeres” que acaba de publicar el Centro Nacional de Derecho de la Mujer (NWLC, por sus siglas en ingles) que ofrece datos contundentes sobre la afiliación sindical y su impacto en las mujeres.

Sin importar que en el estudiado encuentra que la disminución de afiliados a los sindicatos es un hecho que debe preocupar, el informe destaca la importancia de la afiliación sindical para el empoderamiento económico de las mujeres, especialmente aquellas de comunidades marginadas. Se sabe que las brechas salariales y raciales suelen ser más intensas cuando el o la trabajadora no cuenta con papeles, como fue el caso de Bello, quien reza porque algún día las trabajadoras de los Salones de Belleza, tengan la bendición de una organización que las proteja.

“No habría despidos injustificados como me sucedió a mí, ni nos darían sólo 10 minutos para comer en el mismo lugar donde hacemos nuestro trabajo, ni nos harían trabajar en nuestro día de descanso o nos permitirían faltar cuando estamos enfermas”, ejemplifica.

Estar sindicalizada hace la diferencia

En los Estados Unidos, 7 de cada 10 personas en trabajos catalogados como “los peor pagados”, son mujeres.

A ese dato brutal se suma el hecho de que las mujeres son quienes cargan de manera desproporcionada con la responsabilidad del cuidado de niños y ancianos, tarea que se suma a la de salir a buscar el sustento. Por lo mismo no se explica la actitud tomada por los propios empleadores que violan sistemáticamente la ley al organizar sofisticadas y coercitivas campañas antisindicales, que abandonan o estancan las negociaciones contractuales para afiliar a empleados sin importarles las multas a todas las violaciones al derecho de los trabajadores a organizarse.

El ejemplo contrario a Reyna Bello es Blanca Vidal quien igualmente trabajó durante 15 años bajo las duras condiciones laborales de los mismos salones de uñas que inundan la ciudad. Vidal rememora, cómo al acabar aquella etapa y tras su ingreso a New York Comittee For Occupational Safety & Health, NYCOSH, pasado un tiempo quien era su jefa en esta organización sin fines de lucro le anunció “Blanca, no has tomado tus vacaciones y tienes que hacerlo”.

“Vacaciones, ¿qué es eso?”, dice Vidal, ahora muy divertida sobre su reacción inicial. Aun y después de que fue a tomar sus días de descanso anual que le correspondían por ley “me sentía mal de haberlo hecho” pues estaba acostumbrada a que, en 15 años en los salones de uñas, “nunca me dieron ni una semana de descanso”.

Como ese ejemplo y al estar afiliada a un sindicato, Blanca entendió que otro mundo era posible y los beneficios laborales generosos: Horas de comida, descuento para otras jornadas de horas extras trabajadas, periodos de enfermedad y vacaciones pagadas.

Y no se detiene Vidal cuando se continúa citando las ventajas de estar arropada por la United Steelworkers (USW), ella que ya vivió la experiencia de trabajar en ambas modalidades: “En días de descanso nadie nos molesta, ahora tengo un salario fijo, un contrato, y protecciones. Hay una voz que me representa y personas que luchan para que no sea víctima de discriminación”.

Ella relata que como trabajadora de uñas nunca tuvo un contrato, además de que le hablaban en sus días de descanso para que fuera a cubrir a trabajadoras faltantes y los dueños “se molestaban si me negaba”.

Pero no sólo en esa industria, las mujeres sufren discriminación y maltrato. La injusticia escala si el trabajador es inmigrante y al maltrato sigue el silencio y a denunciar por el miedo a perder el empleo.

“En 14 años, viví muchas injusticias”, continua Vidal. “No hay horario para comer, no me pagaban tiempo extra, mis jornadas eran largas, no tenemos antigüedad, si estaba enferma no podía faltar y luego llegaba a contagiar a clientas y compañeras, regaños injustificados, la inhalación de químicos que afecta la salud reproductiva, todo eso sin dejar de atender a mis hijos y mi hogar”, dice finalmente.

Un pasado al cual nunca quisiera regresar, ahora que lucha porque muchas de sus compañeras no sigan sufriendo lo mismo.

Se cierra brecha salarial y racial

El estudio entregado por el Centro Nacional de Derecho de la Mujer (NWLC) ofrece datos reveladores y, sobre todo, esperanzadores.

Por un lado, pese a que las encuestas muestran que cada vez más trabajadores quieren adherirse a sindicatos, la misma afiliación sindical ha ido disminuyendo durante décadas como resultado de tácticas antisindicales por parte de empleadores, pero también por deficiencias en las políticas públicas que dejan el derecho de sindicación insuficientemente protegido

A pesar de ello, las mujeres ya representan casi la mitad de todos los sindicalizados (45.6%), y en dicho aumento se incluye a mujeres negras y latinas. Este último sector, cuando se sindicalizan, acostumbran ganar 13 mil 780 dólares anuales más, el 34% de diferencia, que latinas no sindicalizadas.

Pero en comparación con el ingreso de los hombres, la diferencia también aminora pues latinas sindicalizadas ganan 76 centavos por cada dólar que ganan los hombres blancos sindicalizados, mientras que las no sindicalizadas perciben apenas 64 centavos frente al mismo sector.

Los beneficios a latinas sindicalizadas en empleos a tiempo completo siguen con la diferencia en sueldo mensual de 800 dólares en comparación con las no sindicalizadas.

Vistos a detalle los beneficios no salariales se pueden mirar de la siguiente manera. Por ejemplo, en el rubro de los permisos de ausentarse y tiempo de enfermedad remunerados, se sabe que el noventa y dos por ciento de las trabajadoras sindicalizadas lo tienen. Y entre quienes no pertenecen a una organización laboral, dicho promedios baja considerablemente.

Una mujer afiliada suele tener además el beneficio de la jubilación que suele ser injusto debido a dos datos: las mujeres normalmente reciben menores ingresos que los hombres pero viven seis años más que ellos hombres. De ahí la importancia de esas prestaciones ofrecida por los sindicatos a sus afiliadas.

Los horarios de trabajo predecibles buscan evitar los abusos narrados por Bello y Vidal pues el tener un tiempo establecido de tiempo laboral, ayudan no sólo al éxito de la encomienda en si sino a que la empleada pueda organizar mejor su vida fuera de la empresa a la que presta su fuerza laboral.

Hay que sumar los beneficios a la salud al paquete de beneficios. En 2023, el 95% de trabajadores sindicalizados tenían acceso a un seguro médico patrocinado por su empleador. Fuera de los sindicatos, ese promedio, alcanza apenas el 71%. Aquí hay que agregar un dato relevante surgido de un estudio de 2013 que arrojó que las contribuciones anuales de los empleados para la cobertura familiar promediaron $828 cuando contaban con un seguro patrocinado por el empleador y negociados por un sindicato. Fuera de ese esquema, las familias gastaban $4 mil 565 dólares en promedio por la atención médica en el mismo periodo de tiempo.

Los investigadores del estudio “Los Sindicatos Son buenos Para las Mujeres” hallaron que las uniones ya han implementado una protección para las personas que buscan abortos y otros servicios de salud reproductiva, incluida cobertura de seguro y beneficios de viaje.

Por último, se descubrió que los trabajadores sindicalizados tienen protecciones adicionales contra el despido. El caso de Reyna Bello habría tenido un desenlace diferente y ella pudo no ser despedida tan fácilmente de haber estado ligada un sindicato. Esa es su queja.

El NWLC denuncia que las represalias pueden ser económicamente devastadoras para los trabajadores con salarios bajos que viven al día y no pueden enfrentar un conflicto que les despoje del sustento. Y de nueva cuenta son las mujeres, especialmente las de color, las nativas, con discapacidades, las inmigrantes o las personas LGBTQIA, quienes cuentan con una mayor probabilidad no sólo de tener un empleo mal remunerado sino de la posibilidad de represalias por hacer cumplir los derechos en el lugar de trabajo sea amenazante para ellas.

Investigación

El estudio se puede revisar en el siguiente enlace: https://nwlc.org/wp-content/uploads/2024/04/FINAL_FS_2024_nwlc_Unions_FS.pdf

Por Juan Alberto Vázquez

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