“Porque yo sé los planes que tengo para ustedes” —declara el Señor—, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza.”
Jeremías 29:11
Este poderoso versículo de Jeremías es un recordatorio de la infinita bondad y misericordia de Dios hacia Su pueblo. Aunque muchas veces enfrentemos circunstancias difíciles, llenas de incertidumbre o dolor, esta promesa nos asegura que Dios tiene un propósito perfecto para cada uno de nosotros. Su plan no está lleno de caos o destrucción, sino de esperanza, bienestar y un futuro lleno de bendiciones.
Dios no solo nos conoce íntimamente, sino que también tiene un camino diseñado específicamente para nuestra vida. No importa cuán oscura pueda parecer la situación actual, Su propósito está lleno de luz. Sin embargo, este versículo también nos invita a confiar, a tener fe en los tiempos de prueba, y a recordar que Dios ve más allá de lo que nosotros podemos percibir. Él trabaja en los detalles, moldeando nuestras vidas para llevarnos hacia un lugar de plenitud y realización espiritual.
Cuando nos sintamos perdidos o abrumados, recordemos que esta promesa no es solo una esperanza abstracta, sino una declaración firme de Su amor y cuidado. Dios siempre está con nosotros, guiándonos, fortaleciendo nuestra fe y dándonos la seguridad de que todo lo que sucede, incluso lo que no entendemos, forma parte de Su plan divino para nuestro bien.
No tengamos miedo de confiar en Él. En lugar de enfocarnos en nuestras limitaciones o en las dificultades, elevemos nuestros corazones en oración y pidámosle que nos dé la sabiduría para entender Su voluntad y la paciencia para esperar en Su tiempo perfecto. Él nunca nos abandona y siempre cumple lo que ha prometido.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com
