jueves 28 de noviembre de 2024 12:54 pm
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“Bendito sea el Señor, que cada día nos colma de beneficios, el Dios de nuestra salvación.”

Salmos 68:19

Este versículo es un poderoso recordatorio de la bondad y la fidelidad de Dios en nuestra vida diaria. Cada amanecer trae consigo un nuevo testimonio de Su amor y cuidado, demostrando que Él no solo está presente en los momentos más significativos de nuestras vidas, sino también en los detalles cotidianos.

El salmista proclama que Dios nos colma de beneficios a diario, invitándonos a abrir los ojos del corazón y reconocer esas bendiciones que muchas veces pasamos por alto. Desde la oportunidad de respirar y experimentar un nuevo día, hasta los momentos de paz y consuelo en medio de los desafíos, todo es una muestra de Su constante provisión.

Además, este pasaje nos presenta a Dios como “el Dios de nuestra salvación”. No se trata únicamente de una salvación futura o espiritual, sino también de una obra continua en nuestra vida presente. Él salva nuestras almas, pero también nos rescata de las circunstancias que amenazan con derribarnos: el miedo, la ansiedad, la desesperanza.

Reflexionar en este versículo nos lleva a pensar en cómo vivimos nuestras vidas. ¿Reconocemos los beneficios que Dios nos otorga cada día? ¿Le damos gracias por Su cuidado y amor inagotable? Cultivar un corazón agradecido nos ayuda a ser conscientes de Su obra en nosotros y nos motiva a confiar en Su plan, incluso cuando no entendemos completamente el camino que estamos recorriendo.

Hoy, tómate un momento para detenerte y pensar en todas las maneras en que Dios ha sido bueno contigo. Agradece por las cosas grandes y pequeñas, por las pruebas que te han hecho crecer y por las alegrías que han llenado tu corazón. Recuerda que cada día es una nueva oportunidad para experimentar Su gracia y compartir Su amor con los demás.

Confía en que, así como Dios ha sido fiel en el pasado, continuará siéndolo en el futuro. Cada paso que das está sostenido por Sus manos, y Su promesa de salvación es un ancla firme para tu alma.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.

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