Salmos 46:1-3: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Este salmo nos recuerda que Dios es nuestro refugio y fuente de fortaleza en los momentos de dificultad. Aun cuando todo a nuestro alrededor parezca inestable, Él nos asegura su protección y ayuda en cada situación.
Cuando enfrentamos momentos de crisis, este pasaje nos invita a confiar en que Dios está presente y dispuesto a socorrernos. No importa cuán intensas sean las pruebas, Él permanece firme, siendo nuestro refugio seguro, y nos anima a no dejarnos llevar por el temor o la desesperanza.
Este mensaje nos da la confianza para enfrentar cualquier desafío, sabiendo que en Dios encontramos seguridad y paz. Él es nuestra roca inamovible, el amparo que sostiene nuestras vidas aun en medio de la tormenta.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.