viernes 22 de noviembre de 2024 12:39 pm
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Mientras líderes electos y organizaciones protestan por las nuevas normas, que afectarán de inmediato a 3,500 familias, luego de Navidad. El alcalde Adams radicaliza su postura advirtiendo que es la única forma de atender a la oleada que sigue llegando.

En plena época festiva, los autobuses desde la frontera sur de México con centenares de inmigrantes siguen llegando al terminal de Port Authority en el centro de Manhattan. No más esta semana arribaron 15 nuevos autobuses.

Eso sí, la expectativa del derecho al refugio de forma ilimitada es el gran muro que se encontrarán tanto las personas solteras, como las familias con niños, que siguen desembarcando a una helada ciudad que ahora impone nuevas reglas, luego de más de 16 meses lidiando con un sistema de refugio totalmente colapsado.

Después de 40 años, el “derecho al refugio” de la ciudad de Nueva York, que garantiza una cama a cualquiera que la buscara el mismo día, ha terminado por lo menos de forma funcional, esperando por fallos judiciales.

Hace dos meses la Administración municipal, puso una regla que hasta esta semana ha sido el centro de elevadas protestas y críticas. Aunque también de aplausos.

En síntesis, los inmigrantes solteros que arriban a la Gran Manzana solicitando albergue, solo pueden permanecer en estos espacios por 30 días, y las familias con niños, solo 60 días. Esto no significa que son echados a la calle, pero sí deben reiniciar el proceso de aplicación para otros refugios que no necesariamente están en el mismo condado, en donde estaban hospedados inicialmente.

Las primeras familias alcanzaran su límite de 60 días apenas unos días después de Navidad, pero se aclaró que recibirán extensiones hasta principios de enero. Hasta ahora, se han emitido avisos a unas 3,500 familias.

“Perturbará a los niños”

Esta medida ha sido calificada como “cruel” por líderes electos, dirigentes comunitarios y organizaciones de apoyo a los inmigrantes, quienes esta semana anuncian nuevas movilizaciones para exigir que en estos días festivos y fríos, el equipo municipal cambie estas regulaciones.

“La regla de los 60 días es un fracaso monumental en la gestión del refugio para los solicitantes de asilo. Esta política pone en peligro el bienestar de las familias que merecen estabilidad, mientras reconstruyen sus nuevas vidas como neoyorquinos”, ha aseverado en varios escenarios en los últimos días, el Contralor de la Ciudad de Nueva York, Brad Lander.

En sintonía con esta queja, Liza Schwartzwald, Directora de Justicia Económica de la Coalición de Inmigración de Nueva York (NYCI) razona que esta medida, perturbará la educación de los niños mientras sus familias luchan por navegar el complejo sistema de la ciudad, calificándola de “inhumana”.

En este mismo sentido, Christine C. Quinn. , Presidenta de Win, el mayor proveedor de refugios familiares en la ciudad, lamentó que se estén “expulsando” a las familias de sus refugios.

“Esto solo creará más traumas para aquellos que ya han soportado demasiado. Dado que todas las señales apuntan a que la Ciudad obligará a las familias a vivir en entornos congregados peligrosos”, teme Quinn.

Respuesta radical: “No hay espacios”

Ante la arremetida de algunos grupos comunitarios y líderes demócratas del ala más progresista, el alcalde Eric Adams en las últimas horas no ha ablandado su discurso. Por el contrario, ha radicalizado su posición.

“Nos hemos comunicado a los tribunales una y otra vez para dejar claro que el derecho a la vivienda no debe aplicarse a una crisis humanitaria. Nueva York no debería ser responsable de que alguien que viene de cualquier parte del mundo, pida alojamiento el tiempo que quiera, con los recursos de los contribuyentes”, dijo textualmente el mandatario a la cadena Fox.

El alcalde recordó que más 150,000 personas, han sido recibidas por la Ciudad de Nueva York, desde la primavera de 2022, y a la fecha el 57% ha podido abandonar los refugios para emprender su nueva vida de forma independiente.

El ritmo de inmigrantes que siguen arribando hasta esta semana, es de 4,000 por semana. Todo indica que gran parte de las personas concentradas en las caravanas en la frontera hasta este viernes, terminarán en gran parte en Nueva York, Denver y Chicago.

Adams esgrime que los cambios a las normas de refugio, han sido una adaptación a la realidad: “No hay espacios. Seguimos recibiendo a una oleada que no para de llegar. Quienes nos critican de forma injusta, sin reconocer todo lo que hemos aportado como Ciudad a una crisis nacional, no ofrecen una solución, solo críticas alejadas de los hechos”.

La fórmula del alcalde para resolver esta crisis, que ya empezó a recortar servicios esenciales a los neoyorquinos, incluye según sus palabras, una estrategia de descompresión nacional, fondos federales, asegurar más las fronteras y agilizar los permisos de trabajo a los solicitantes de asilo.

En esta misma tónica se encuentra alineada la gobernadora Kathy Hochul.

El camino inmediato que anuncia la autoridad municipal, son reuniones con líderes del clero y los congresistas de Nueva York.

“Tengo la obligación de resolver esto como alcalde. Necesito que todos los neoyorquinos sepan que no puedo impedir que lleguen autobuses por ley. Y estoy obligado por ley a proporcionarles la comida, alojamiento y todos los servicios. La ley me ha maniatado”, destacó en entrevista con la cadena Fox.

Migrantes: “Es muy poco tiempo”

A escasos días que termine el 2023, la dinámica de “estabilidad” de algunos grupos de inmigrantes que incluso han permanecido en hoteles desde el año pasado, tiende a cambiar.

Por ejemplo, el venezolano Javier Conde, de 28 años, asegura que recibió la orden de desalojo de un hotel emergencia en Long Island City, en Queens, y se encuentra en este momento en un limbo desesperante. El proceso de ajuste a otro refugio, no es tan rápido.

Como Javier, cientos de migrantes solteros han estado esperando días para conseguir una cama, y muchos pasan las noches en salas de espera, cada vez más abarrotadas.

“Creo que lo justo es que nos den más tiempo y darle prioridad a los que llegamos primero”, razonó el caraqueño quien tiene 10 meses viviendo en un hotel de emergencia.

Este inmigrante asegura que viene “en camino su familia” y que es muy claro que no recibirán los mismos beneficios de la primera oleada que llegó en la primavera de 2022.

El dato:

3,500 familias de migrantes en su mayoría de Venezuela, ya han recibido órdenes de desalojo, en algunos casos ya tenían más de un año viviendo en hoteles de emergencia.

Por Fernando Martínez

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