martes 26 de noviembre de 2024 06:37 am
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¿Adiós a la supremacía espacial de la NASA? El avance chino pone en jaque el alunizaje de la primera mujer y, sobre todo, la misión de recogida de muestras en Marte.

No es inusitado que China consiga hitos en la exploración del espacio que Estados Unidos aún no tiene en su haber, como aterrizar con éxito en la cara oculta de la Luna o traer a la Tierra muestras de las regiones más jóvenes del satélite. Pero ¿qué ocurre si China golpea donde más duele?

Las dos misiones de exploración más importantes para la NASA ahora mismo son traer a la Tierra las muestras de rocas que el rover Perseverance está recogiendo en Marte y regresar a la Luna después de 50 años con la primera mujer. A medida que los problemas presupuestarios de la agencia espacial y los retrasos de sus socios ponen en peligro estas dos misiones, es más probable que China consiga ambas cosas antes que la NASA.

Mars Sample Return

Eclipsado por la fama de su pequeño acompañante Ingenuity, el rover Perseverance de la NASA ha hecho un trabajo brillante seleccionando muestras de rocas marcianas y depositándolas en tubos sobre la superficie de Marte para que la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) puedan traerlas a la Tierra en la futura misión Mars Sample Return (MSR).

La noticia es que la NASA acaba de paralizar el desarrollo de MSR en un intento por contener su presupuesto después de que un par de comités de expertos concluyeran que la misión no se podrá completar hasta 2040 con un presupuesto de entre 8.000 y 11.000 millones de dólares, más del doble de lo previsto.

En qué consiste MSR. La primera misión para traer muestras de otro planeta es, como cabe esperar, bastante compleja, y ha ido cambiando de diseño. Esencialmente consiste en lanzar a Marte una nave europea, Earth Returner Orbiter (ERO), y una nave estadounidense, Sample Retrieval Lander (SRL) para recuperar los tubos del rover Perseverance en la superficie de Marte y traerlos de vuelta a la Tierra para su análisis.

Hasta hace unos días, el plan era que ERO se lanzase en 2030 y quedase orbitando el planeta rojo a la espera del SLR. El SLR se lanzaría en 2035 y descendería hasta la superficie de Marte para recoger hasta 30 tubos de muestras del rover Perseverance. Las muestras las entregaría el propio Perseverance, si siguiera funcionando para entonces, o las recogerían dos helicópteros similares a Ingenuity, los Sample Recovery Helicopters.

Originalmente iba a usarse un rover europeo llamado Sample Fetch Rover (SFR) para recoger las muestras, pero la NASA decidió eliminarlo de la ecuación para aligerar el SLR, que necesita llevar su propio cohete para volver desde la superficie de Marte hasta su órbita con las muestras. Este cohete es el Mars Ascent Vehicle (MAV), que una vez en órbita entregaría las muestras a la nave europea ERO para que esta pudiera volver a la Tierra.

La NASA pide ayuda al sector privado. Con la misión en estado vegetativo, la NASA ha abierto una convocatoria para que el sector privado proponga ideas sobre cómo recuperar al menos 10 de los tubos de muestras de Perseverance sin gastar 11.000 millones de dólares y, sobre todo, sin tener que esperar a 2040, para cuando la agencia espacial se imaginaba que ya tendría astronautas en Marte.

Puesto que el principal problema de la misión es el peso del MAV, uno de los primeros actores de la industria en responder fue Elon Musk. «Starship tiene el potencial de traer toneladas de carga desde Marte en aproximadamente cinco años», escribió Musk a la NASA.

No sería descabellado rediseñar la misión MSR para aprovechar la capacidad de carga de la nave de SpaceX. La NASA ya está financiando el desarrollo de Starship a través del programa lunar HLS. Pero la Starship tiene retos más urgentes, de los que hablaremos unas líneas más abajo.

China se pone a la cabeza. Una de las consecuencias inmediatas de dejar abierto el futuro de la misión MSR es que ahora China lidera la carrera para traer muestras de otro planeta con la misión Tianwen-3.

Tianwen-3 empieza con el lanzamiento de dos naves a Marte en 2030. Una de ellas desciende a la superficie del planeta, recoge muestras con un taladro y despega con un cohete para regresar a la órbita. La otra recupera las muestras y las trae de vuelta a la Tierra.

Es una misión más sencilla, porque no cuenta con el trabajo de selección de rocas que ha hecho el rover Perseverance, pero en su sencillez radica su ventaja respecto a la misión MSR de la NASA y la ESA.

Artemis III

En medio de todo este lío, un rumor: la NASA está estudiando alternativas al alunizaje de Artemis III ante las perspectivas de que la Starship de SpaceX no esté lista a tiempo. Prevista para septiembre de 2026, Artemis III se anunció como el regreso de Estados Unidos a la Luna y la primera vez que una mujer y una persona de color pisarán el satélite.

En qué consiste Artemis III. En la tercera misión Artemis de la NASA, cuatro astronautas son lanzados a la Luna en un cohete Space Launch System (SLS) y una nave Orión. Una vez en la órbita lunar, la nave Orión se acopla a una nave Starship HLS de SpaceX, en la que dos astronautas descienden hasta la superficie de la Luna en la región del polo sur lunar.

Los dos astronautas de la NASA están unos días en la Luna antes de volver a la Orión. Para ello, la Starship HLS enciende sus motores a base de metano y oxígeno líquido y regresa a la órbita lunar.

Qué cambios propone la NASA. A medida que el desarrollo de los trajes extravehiculares de Axiom y la Starship de SpaceX sufren retrasos, la NASA busca internamente alternativas al alunizaje. Aunque no están confirmadas, las alternativas serían mucho menos ambiciosas:

Una de las opciones es lanzar la Orión a la órbita baja terrestre y que allí se acople con una Starship, lanzada por separado por SpaceX. Durante esta misión, similar a Apollo 9, la NASA validaría la capacidad de la Orión y de la Starship de acoplarse y de transferir astronautas, así como la capacidad de la Starship de llevar tripulación, aunque solo sea alrededor de la Tierra a unos cientos de kilómetros de altitud.

Otra de las opciones es que Artemis III eliminara por completo la Starship y se convirtiera en una misión sin alunizaje en la que los astronautas se acoplarían con la nave Orión a una versión primitiva de la estación lunar Gateway, en órbita con la Luna.

Es demencial usar el enorme cohete SLS, que cuesta miles de millones de dólares por lanzamiento, para enviar una nave Orión a la órbita baja terrestre, algo que podría hacer un Falcon 9 por 60 millones. Pero la primera opción tiene, de alguna manera, mucho sentido.

Artemis III se iba a hacer sin que previamente se probaran en vuelo el acoplamiento de la Orión con la nave de SpaceX o la transferencia de astronautas. Lo único previsto es un alunizaje de demostración sin tripulación por parte de SpaceX para 2025. Una versión moderna de Apollo 9 reduciría notablemente el riesgo.

China también tiene opciones en la Luna. Nadie le va a quitar a Estados Unidos el título de primer país en la Luna, pero China todavía tiene opciones de colocar a la primera mujer, dependiendo del nivel de madurez que tengan las naves Starship de SpaceX y Blue Moon de Blue Origin en 2030.

Como ocurre con la misión de recuperación de muestras en Marte, China tiene una alternativa más sencilla para volver a la Luna en 2030. La primera misión a la Luna de la Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA) consiste en lanzar dos naves: un orbitador llamado Mengzhou (梦舟), que significa ‘nave de ensueño’, y un aterrizador llamado Lanyue (揽月), que significa ‘abrazar la Luna’.

Dos cohetes Larga Marcha 10, de 90 metros de altura, lanzarán las naves por separado. Mengzhou albergará tres astronautas que viajarán desde la Tierra hasta la órbita lunar. Lanyue pondrá a dos de ellos en la superficie de la Luna. Luego los devolverá a Mengzhou, que a su vez los traerá de vuelta a la Tierra.

No estamos en los 60, pero hay una nueva carrera espacial y todo indica que la ganará el país que esté dispuesto a invertir más dinero en ello.

Matías S. Zavia

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