domingo 24 de noviembre de 2024 00:43 am
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Un reciente y asombroso hallazgo realizado por el Schmidt Ocean Institute ha revelado un ecosistema submarino subterráneo habitado por formas de vida complejas, algo que marca un hito en el estudio de los ecosistemas marinos. Este descubrimiento, realizado en las profundidades de las fuentes hidrotermales del lecho marino, fue anunciado el verano pasado y acaba de ser publicado en un artículo de la revista Nature Communications, ofreciendo detalles fascinantes sobre este hábitat desconocido.

En el estudio, los científicos han descrito el hallazgo de animales que residen en cavidades ubicadas a 2,500 metros bajo el nivel del mar. Estas cavidades albergan especies como el gusano de tubo Riftia pachyptila, conocido por prosperar en condiciones extremas, y que representa solo una de las diversas especies que habitan este ecosistema único. Además, se encontró que este entorno abarca tanto la superficie del lecho marino como áreas subterráneas, permitiendo que los organismos transiten entre estos dos niveles.

Los investigadores hablan de dos hábitats distintos pero interdependientes: uno en la superficie y otro bajo el lecho marino, los cuales operan en sincronía. Según Monika Bright, líder del grupo de científicos, ambos dependen del fluido hidrotermal que asciende desde el fondo y del oxígeno que se filtra desde el agua marina. Este balance entre recursos energéticos resulta esencial para la vida de las especies que habitan allí.

En el proceso de investigación, el equipo partió de la hipótesis de que las larvas de estos gusanos de tubo podrían desplazarse a través de conductos subterráneos conectados con las fuentes hidrotermales, un viaje que los llevaría a convivir con organismos unicelulares como bacterias. Sin embargo, lo que encontraron fue sorprendente: no solo larvas, sino también ejemplares adultos de especies como R. pachyptila, Oasisia alvinae, y una especie de mejillón (Bathymodiolus thermophilus), quienes, salvo en sus estados larvales, residen exclusivamente en las cavidades subterráneas.

Este descubrimiento también incluyó especies móviles, como el gusano Nicomache arwidssoni y lapas del género Lepetodrilus, capaces de moverse entre la superficie y el interior del sistema hidrotermal. Esto revela una complejidad desconocida en el ecosistema del subsuelo oceánico, que antes era visto como un entorno carente de vida.

La investigación ha puesto en evidencia la necesidad de estudiar y proteger estos entornos. Las profundidades del océano, además de su biodiversidad, desempeñan un rol crucial en el ciclo del carbono, al ser sumideros naturales de este elemento. Las algas extraen carbono de la atmósfera, y el material biológico que se desprende desciende en forma de “nieve marina” hasta el lecho oceánico. Los organismos que habitan estas áreas profundas juegan un papel en la forma en que el carbono se almacena o se libera nuevamente, impactando el equilibrio ambiental.

Este hallazgo, sumado a investigaciones recientes, resalta la capacidad del suelo marino para realizar procesos químicos que pueden liberar oxígeno al agua circundante. Estos mecanismos podrían ser vitales para sostener la vida en zonas donde el oxígeno proveniente de organismos fotosintéticos no alcanza. La exploración y comprensión de estos ecosistemas abren nuevas preguntas sobre las funciones biológicas y químicas que se dan en el fondo oceánico y nos invitan a reflexionar sobre su importancia en la salud del planeta.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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