lunes 3 de febrero de 2025 14:23 pm
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Estudio preliminar elaborado por la Asociación Estadounidense del Corazón en colaboración con el Centro Nacional Cerebral y Cardiovascular en Osaka (Japón) ha revelado que la bacteria ‘Streptococcus anginosis’, comúnmente encontrada en la boca y el intestino, podría estar relacionada con un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

La investigación, que se presentará en la Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrovasculares de 2025, cuantificó todas las bacterias detectables en la saliva y los intestinos de personas que habían sufrido recientemente un accidente cerebrovascular, comparándolas con personas sin accidente cerebrovascular de edad similar que se sometieron a controles médicos de rutina.

Científicos descubrieron que ‘Streptococcus anginosis’ era «significativamente más abundante» en la saliva y el intestino de las personas con un accidente cerebrovascular agudo en comparación con el grupo de control. Además, se asoció con un 20% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular después de controlar los factores de riesgo.

Durante un seguimiento de dos años, los supervivientes de un accidente cerebrovascular con ‘Streptococcus anginosus’ en el intestino tuvieron un riesgo «significativamente mayor de muerte» y de eventos cardiovasculares importantes.

«En el futuro, si hubiera una prueba rápida para detectar bacterias dañinas en la boca y el intestino, podríamos usar la información para ayudar a calcular el riesgo de accidente cerebrovascular. Dirigirse a estas bacterias orales dañinas específicas puede ayudar a prevenir el accidente cerebrovascular», afirmó Shuichi Tonomura, autor principal del estudio y médico del Departamento de Neurología del Centro Nacional Cerebral y Cardiovascular en Osaka.

Otra bacteria intestinal, ‘Anaerostipes hadrus’, asociada con efectos beneficiosos, se relacionó con una reducción del riesgo del 18%, mientras que ‘Bacteroides plebeius’, una bacteria intestinal común en la población japonesa, se vinculó con una reducción del riesgo del 14%. Estudios pasados descubrieron que la bacteria que causa caries dental, ‘Streptococcus mutans’, estaba asociada con un mayor riesgo de sangrado dentro del cerebro.

«Nuestros hallazgos ofrecen nuevos conocimientos sobre la conexión entre las bacterias orales y el riesgo de accidente cerebrovascular, así como posibles estrategias para la prevención del accidente cerebrovascular. Tanto ‘Streptococcus mutans’ como ‘Streptococcus anginosus’ son bacterias que contribuyen a la caries dental al producir ácidos que descomponen el esmalte dental. Esto resalta la importancia de prevenir la caries dental, lo que se puede lograr reduciendo la ingesta de azúcar y utilizando una pasta de dientes que se dirija a estas bacterias. Mantener una buena higiene bucal es esencial», añadió Tonomura.

El investigador también señaló que espera realizar estudios similares en personas que no han sufrido un accidente cerebrovascular pero que presentan factores de riesgo, una tarea «crucial» para comprender las implicaciones más amplias y desarrollar posibles estrategias preventivas para aquellos susceptibles de sufrir un accidente cerebrovascular.

Como el estudio se realizó en una población japonesa de tamaño de muestra «relativamente pequeño» (189 pacientes con accidente cerebrovascular y 55 participantes que no lo sufrieron), estos hallazgos pueden no ser totalmente generalizables a otras poblaciones más grandes y diversas. El microbioma oral e intestinal se ve fuertemente afectado por el estilo de vida, por lo que otras bacterias «pueden ser las principales responsables de los accidentes cerebrovasculares en otros países».

Por su parte, Louise D. McCullough, jefa de Neurología en el Memorial Hermann Hospital-Texas Medical Center y codirectora de Neurociencias de UTHealth (Estados Unidos), manifestó que, como esta investigación se llevó a cabo tras un accidente cerebrovascular, es necesario examinar a un grupo más grande de personas que aún no han sufrido un evento de este tipo pero que tienen factores de riesgo, lo que podría mejorar la comprensión de cómo estas bacterias se relacionan con el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

McCullough, que no participó en el estudio, subrayó los «intrigantes» descubrimientos de los investigadores, señalando que «el hecho de que los niveles estuvieran relacionados con una mayor mortalidad dos años después del accidente cerebrovascular sugiere que puede desempeñar un papel en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en curso».

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