miércoles 1 de enero de 2025 14:18 pm
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Científicos de la NASA estiman que hay casi 20 millones de toneladas de oro disueltas en los océanos, pero su extracción es un reto monumental

Los océanos del planeta contienen lo que podría ser la mayor reserva natural de oro conocida, según estimaciones de científicos de la NASA. De acuerdo con los estudios, casi 20 millones de toneladas de este metal precioso están disueltas en las vastas aguas marinas. Sin embargo, la complejidad de extraer este oro radica en su baja concentración, ya que está disperso en una enorme masa de agua, lo que convierte su obtención en un desafío técnico y económico.

Para tener una idea de la magnitud, en toda la historia de la humanidad solo se han extraído unas 200,000 toneladas de oro en total, lo que representa una cantidad 100 veces menor que la que se encuentra en los mares. A pesar de esta impresionante cifra, la mayor reserva de oro conocida está ubicada en el núcleo terrestre, donde se calcula la existencia de aproximadamente 2 millones de billones de toneladas. Este hallazgo, según el geólogo australiano Bernard Wood, destaca la inmensidad de los recursos minerales de nuestro planeta, aunque muchos de ellos son inalcanzables con la tecnología actual.

El impacto ambiental y los riesgos de extracción

Aunque la tecnología ha avanzado significativamente en las últimas décadas, la extracción de oro del agua de mar sigue siendo inviable debido a su altísimo costo y el impacto ambiental que podría generar. Por otro lado, los fondos oceánicos también contienen riquezas minerales, especialmente en depósitos hidrotermales conocidos como “fumadores negros”, que emiten minerales desde las profundidades de la corteza terrestre hacia el océano.

En algunas regiones, como Papúa Nueva Guinea, ya se han otorgado permisos para la minería submarina. En 2017, este país emitió la primera licencia mundial para la extracción de minerales en el lecho marino. Aunque este tipo de minería podría generar una nueva “fiebre del oro”, su impacto ambiental es motivo de preocupación. La explotación de los recursos del fondo oceánico podría dañar severamente los ecosistemas marinos, muchos de los cuales aún son poco conocidos y extremadamente vulnerables.

Se estima que la minería en estas zonas podría destruir cientos de kilómetros cuadrados de hábitats marinos cada año, alterando cadenas alimenticias y afectando a especies dependientes de esos ecosistemas. A medida que la humanidad busca nuevas fuentes de recursos, surgen debates sobre si los beneficios económicos justifican los posibles daños irreversibles al medio ambiente.

En este contexto, el oro disuelto en el agua de los océanos podría parecer una solución milagrosa, pero en la práctica, su extracción plantea preguntas éticas, tecnológicas y ambientales que aún no tienen respuestas claras.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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