lunes 20 de enero de 2025 17:58 pm
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El papa Francisco ha señalado de manera contundente las políticas de inmigración de Donald Trump, especialmente las que apuntan a las deportaciones masivas de inmigrantes. En una intervención durante un programa de entrevistas italiano, el pontífice expresó que, de ser ciertas las medidas anunciadas por el entonces presidente electo de Estados Unidos, serían una “vergüenza”. Según Francisco, tales políticas castigarían a los más desfavorecidos, aquellos que no tienen nada, y les harían cargar con las consecuencias de un problema que no les corresponde.

El Papa continuó subrayando que “eso no se hace”, y enfatizó que no es esa la manera de resolver los problemas. A su juicio, las soluciones no deben basarse en la marginación y el sufrimiento de las personas más vulnerables, sino en enfoques que promuevan la dignidad humana y la solidaridad.

Esta no es la primera vez que Francisco se opone a las propuestas de Trump. Durante la campaña presidencial de 2016, el Papa ya había expresado su desacuerdo con los planes del magnate para construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. En ese entonces, Francisco sorprendió al mundo con un comentario que rápidamente se convirtió en noticia global, al afirmar que “quien construye un muro para mantener fuera a los migrantes no es cristiano”.

El mandatario estadounidense ha puesto el tema de la inmigración en el centro de su agenda política, y sus propuestas para llevar a cabo deportaciones masivas se han convertido en un asunto polémico. Trump ha prometido que tomará medidas rápidas para cambiar la política migratoria del país desde su primer día en el cargo, destacando las deportaciones como una de sus prioridades.

Frente a estas políticas, muchos líderes religiosos en Estados Unidos, como el arzobispo de Washington, D.C., el cardenal Robert McElroy, se han manifestado en contra, señalando que esas medidas son incompatibles con los principios de la doctrina católica. McElroy hizo referencia a la enseñanza bíblica que insta a los cristianos a “acoger al extranjero” y a tratar con dignidad a todos los seres humanos, sin importar su origen.

El cardenal Blasé Cupich de Chicago también expresó su preocupación ante la posibilidad de deportaciones masivas, afirmando que, aunque los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger sus fronteras y comunidades, deben hacerlo sin olvidar la dignidad de las personas. En un comunicado emitido desde la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México, Cupich subrayó que los derechos humanos y la dignidad de los migrantes deben ser defendidos por encima de las preocupaciones de seguridad nacional.

El Papa Francisco, quien proviene de una familia de inmigrantes italianos en Argentina, ha puesto en primer plano la situación de los migrantes desde el inicio de su papado. Ha sido un defensor firme de la acogida y protección de los migrantes, pidiendo a los gobiernos que no solo los reciban, sino que también los integren de manera efectiva en sus sociedades. Según el pontífice, los derechos y la dignidad de los migrantes deben prevalecer sobre cualquier otra preocupación, incluida la seguridad nacional. Esta postura ha sido un eje central de su papado, especialmente en un contexto mundial donde las políticas migratorias han sido fuente de creciente polarización y conflicto.

Con sus declaraciones, Francisco continúa desafiando las políticas de exclusión y marginación que, a su juicio, no solo son injustas, sino que van en contra de los principios cristianos de acogida y compasión hacia el prójimo.

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