Innovaciones contra el cambio climático: Vacas que emiten menos metano
Un ambicioso proyecto de investigación busca transformar las emisiones de las vacas, una de las principales fuentes de metano, en un aporte más amigable al medio ambiente. Liderado por científicos de la Universidad de California (UC) en Davis, este esfuerzo combina avances biotecnológicos y cambios en la dieta animal para reducir la cantidad de metano que las vacas eructan, con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático.
Por qué el metano es un problema crítico
El metano es el segundo mayor impulsor del cambio climático, después del dióxido de carbono (CO2). Aunque su vida en la atmósfera es más corta —aproximadamente 12 años frente a siglos en el caso del CO2— su impacto es significativamente más potente en el calentamiento global.
“Casi la mitad del aumento de la temperatura global hasta ahora se ha debido al metano”, afirma Ermias Kebreab, profesor de ciencias animales de la UC en Davis. Esto resalta la urgencia de reducir sus emisiones. Según Kebreab, disminuir el metano podría tener efectos casi inmediatos en la estabilización de las temperaturas globales.
Microbios y algas: Soluciones prometedoras
Los investigadores están probando varias estrategias para abordar el problema desde el sistema digestivo de las vacas.
1. Dietas con algas marinas
Suplementar la dieta de las vacas con algas marinas ha mostrado una disminución significativa en la producción de metano. Este enfoque ya se está probando en terneros como “Thing 1”, un ejemplar joven que forma parte de los experimentos.
2. Microbios genéticamente modificados
Una solución más avanzada implica introducir microbios alterados genéticamente para absorber hidrógeno dentro del rumen, el compartimento estomacal donde se producen los gases. Esta técnica busca “matar de hambre” a las bacterias que generan metano sin alterar el equilibrio del ecosistema microbiano.
Desafíos científicos y éticos
Matthias Hess, director del laboratorio de la UC en Davis, advierte que no es posible simplemente eliminar las bacterias productoras de metano, ya que esto podría provocar una acumulación de hidrógeno perjudicial para la salud de los animales. Los microbios forman un ecosistema social complejo, y cualquier cambio drástico podría tener consecuencias no deseadas.
Para abordar este desafío, los investigadores utilizan biorreactores que simulan las condiciones del estómago de las vacas. Estos dispositivos permiten probar diferentes fórmulas antes de aplicarlas a animales vivos, minimizando riesgos.
Impacto positivo en productividad
El proyecto no solo busca reducir las emisiones, sino también mejorar la eficiencia alimentaria de las vacas. Según Kebreab, el metano y el hidrógeno representan energía perdida. Si se logra redirigir esta energía hacia la producción de leche o carne, el ganado podría volverse más productivo y sostenible.
Un cambio sostenible para el futuro
La meta a largo plazo es desarrollar un tratamiento administrado una sola vez en las primeras etapas de vida del ganado, evitando la necesidad de suplementos diarios. Esto resulta especialmente crucial en regiones donde el ganado pasta libremente.
El equipo ha recibido un fondo de 70 millones de dólares y un plazo de siete años para demostrar resultados concretos. Además, Kebreab subraya que, aunque reducir el consumo de carne puede ser viable en algunos países desarrollados, esta no es una solución universal. En países como Indonesia, donde un 20% de los niños menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento, aumentar la producción de carne y lácteos sigue siendo esencial.
Con estos avances, la ganadería podría dar un paso significativo hacia la sostenibilidad global, mostrando que es posible alimentar al mundo sin sacrificar el medio ambiente.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com
