viernes 22 de noviembre de 2024 19:53 pm
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Además de enfermedades genéticas y traumatismos, pueden provocar un deterioro acelerado del cerebro las enfermedades relacionadas a la inflamación crónica (hipertensión, diabetes, obesidad), que generan descompensaciones a nivel neurológico, así como también el tabaquismo, consumo de alcohol o uso de drogas, que generan pérdidas a nivel neuronal y cognitivo.

El cerebro es el primer órgano que articula todo para que nuestro organismo funcione: controla todas nuestras acciones, funciones corporales, actividades cognitivas, sensaciones y emociones; también los pensamientos, recuerdos y nuestra habilidad para planificar, entre otras cosas.

“Nuestro cerebro genera una red neuronal impresionantemente calculada, garantiza que se produzcan distintas acciones en nuestro cuerpo, de la manera más económicamente posible. Esta red tiene una planificación interna para controlar el ritmo cardiaco, la respiración, los sistemas autónomos, las hormonas y las emociones”, dice Pedro Arellano, académico de Kinesiología de la Universidad San Sebastián (USS).

¿Qué pone en riesgo al cerebro?

Existe una gama de condiciones que pueden afectar al cerebro durante toda la vida, desde enfermedades genéticas, afecciones perinatales, traumatismos encéfalo-craneanos, trastornos neuromusculares, enfermedades degenerativas, entre otras.

Podemos agregar factores que provocan un deterioro acelerado del cerebro, como las enfermedades relacionadas a la inflamación crónica (hipertensión, diabetes, obesidad), que generan descompensaciones a nivel neurológico, así como también el tabaquismo, consumo de alcohol o uso de drogas, que generan pérdidas a nivel neuronal y cognitivo.

El deterioro de la salud mental y la prevalencia de afecciones como el estrés y la depresión también afectan al cerebro, produciendo alteraciones como trastornos del sueño, falta de motivación, disminución o aumento excesivo de ingesta de alimentos y ausencia de ánimo para realizar actividad física. En el caso de la depresión, «se produce una inflamación del cerebro y la pérdida de conexiones neuronales, lo que podría derivar en una demencia”, señala Arellano.

Si bien no todas las afecciones neurológicas se pueden prevenir, sí se pueden tomar acciones para proteger al cerebro, prolongando así su capacidad de realizar sinapsis, creando nuevas redes neuronales, retrasando el envejecimiento y la muerte neuronal, entre otros beneficios.

Tomar acción para prevenir el deterioro neuronal

La neurokinesióloga Claudia Martínez, directora del Magíster en Neurokinesiología USS, entrega cuatro claves fundamentales para mantener una óptima salud cerebral:

Alimentación saludable: Es recomendable mantener una alimentación adecuada, con una dieta balanceada y rica en vegetales, legumbres, frutos secos, pescados y mariscos, alimentos fermentados y chocolate negro, alimentos que favorecen la salud cerebral y el transporte de oxígeno.

“A través de una alimentación saludable, voy a aportar al cerebro los nutrientes, aminoácidos, proteínas y minerales necesarios, para que las neuronas estén en un ambiente ideal y puedan mantenerse, crecer y generar nuevas sinapsis”, dice Martínez.

Hacer ejercicio aeróbico: “La oxigenación celular es fundamental para que el cerebro forme redes neuronales, favoreciendo la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro de reestructurarse y modificar su funcionamiento como reacción a los cambios en el entorno.

“Al mantener este ambiente óptimo, las neuronas seguirán aprendiendo y eso evitará la pérdida de memoria». Para favorecer el transporte de oxígeno hacia el cerebro, se recomienda hacer ejercicio aeróbico a un nivel moderado o alto, durante 20 a 30 minutos diariamente.

Se ha demostrado que realizar ejercicios que aceleren el ritmo cardíaco, como caminar rápido, correr o andar en bicicleta también pueden retrasar los cambios cognitivos en el cerebro.

Entrenar la memoria: Para mantener el cerebro activo, es de utilidad hacer ejercicios mentales: cálculos matemáticos, crucigramas, sudokus, juegos de ingenio, de memoria o de toma de decisiones.

Sin embargo, explica Martínez, una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestro cerebro es aprender algo nuevo, ya sea a nivel cognitivo, como un idioma o estudiar una carrera; algo motor, como una manualidad o deporte; o algo híbrido, como tocar un instrumento musical o usar un computador.

“El aprendizaje nos mantiene vitales, a la edad que sea”, indica. “Al aprender, estamos aumentando nuestra reserva cognitiva, que es como la cuenta corriente del cerebro y que al estar bien nutrida, nos generará menos muerte neuronal”, explica la académica.

Cultivar la introspección: Existe amplia evidencia de que algunas herramientas no tradicionales, como la meditación, también crean nuevas redes neuronales. Lo mismo pasa con otras prácticas como el Yoga o el Tai Chi, recomendado para pacientes de Parkinson. Para los creyentes, la oración también es una buena forma de trabajar la introspección.

“Al trabajar la capacidad introspectiva se permite mejorar el desempeño en tareas mentales complejas. Se han hecho estudios en gente que medita u ora mucho y se ve cómo ellos tienen unas redes neuronales muy firmes y estables”.

El kinesiólogo Pedro Arellano también recomienda dormir entre 7 a 8 horas, además de mantener vínculos sociales y afectivos que nos permitan promover el cuidado de la salud mental y prevenir la depresión.

Por: Agenda País

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