jueves 19 de septiembre de 2024 19:52 pm
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La caída de Giorgio Jackson: qué significa la salida del gabinete del mejor amigo de Gabriel Boric

(Desde Santiago, Chile) “Después de sostener una reunión con el presidente, quiero comunicar que he tomado la decisión de presentar mi renuncia de forma indeclinable al presidente de la República y a la ministra del Interior”, dijo. Y así, el paso de Giorgio Jackson, ahora ex ministro de Desarrollo Social, por el gabinete chileno llegó a su fin.

Jackson no era cualquier ministro, por cierto. Es amigo íntimo del presidente Gabriel Boric, y dentro del gobierno era el escudero y consejero del mandatario. Y su permanencia en el gobierno se había vuelto insostenible desde que estalló el famoso Caso Convenios y un sector de la oposición se levantó de la mesa de negociación de reformas clave para el gobierno de Boric, como la reforma a las pensiones y el pacto fiscal. La condición para retomar el diálogo era, justamente, que se removiera a Jackson.

“Chile está cansado de vernos pelear. Está cansado de que existan excusas para poder avanzar en la reforma a las pensiones, en las reformas necesarias para tener un sistema de cuidados, de poder avanzar en la reducción de las listas de espera… particularmente doy un paso al costado tras constatar que mi presencia en el gabinete ha sido ocupado por la oposición política como una excusa para no avanzar en los acuerdos que Chile demanda y requiere”, explicó.

Giorgio Jackson es una figura central en la nueva izquierda chilena. El cientista político Ignacio Imas, gerente de Asuntos Públicos de la consultora Imaginacción, afirma que “probablemente sea el arquitecto de la candidatura presidencial de Gabriel Boric, la que, por cierto, fue tan exitosa que llegó La Moneda en su primer intento. Y si nos vamos a cuatro años antes, fue también el arquitecto de la candidatura de Beatriz Sánchez quien salió tercera en la primera experiencia presidencial que tuvo el Frente Amplio”.

Pero esta renuncia va a calar hondo en el oficialismo. El analista avizora que el reordenamiento dentro del Frente Amplio, la coalición gobernante, va a ser profunda.

“Es probable que el Frente Amplio no se quede tranquilo y van a querer ser compensados por esta renuncia y por otro lado también estamos viendo ya a esta hora declaraciones de partidos de derecha que hablan ya de que la salida de Jackson no es suficiente para volver a conversar con el gobierno”, dice Imas.

La renuncia también fue un golpe para el presidente Boric, quien a través de su cuenta en Twitter, dijo: “Chile y los habitantes de nuestra patria están primero. Acepto la renuncia de Giorgio Jackson como un gesto de generosidad que ayude a mejorar el clima político y avanzar en las reformas. Como dijo el mismo Giorgio, la gente está cansada de peleas. Es hora de ponerse de acuerdo”.

A esta hora, Kenneth Giorgio Jackson Drago, debería estar en Londres, estudiando un programa que la reconocida economista Mariana Mazzucato impartiría en la University College of London.

Después de cumplir sus dos periodos como diputado, y sin tener la edad mínima para aspirar al Senado o la presidencia de Chile, esos eran los planes de Giorgio Jackson.

Pero todo el plan se truncó cuando Gabriel Boric, su amigo, asumió la presidencia de Chile y designó a Jackson como ministro Secretario General de la Presidencia.

Boric y Jackson en los tiempos en que eran diputados.

Giorgio Jackson y Gabriel Boric se conocieron cuando ambos eran dirigentes estudiantiles, el primero de la Universidad Católica y el presidente, como parte del plantel de la Universidad de Chile. En 2011, junto a Boric, Camila Vallejo y Camilo Ballesteros se trasformaron en los principales líderes estudiantiles que se opusieron a las propuestas educacionales del entonces presidente Sebastián Piñera. Por esos tiempos, Jackson era un dirigente ejemplar, que concitaba un respaldo ciudadano del 73% según las encuestas de la época. Era más popular que el ahora presidente Boric.

En 2012, Jackson lideró un movimiento político, Revolución Democrática, que pronto se transformó en partido. Y en 2014, tal como lo hicieron Boric y Vallejo, Giorgio Jackson postuló al Congreso y salió electo. Y volvió a salir electo en el siguiente periodo, esta vez como el diputado más votado de las parlamentarias de 2017.

“Él simboliza algo muy importante para una generación completa que hoy día está en el poder. Es símbolo de que se puede pasar de la dirigencia estudiantil al Congreso, y después directamente a La Moneda, es probablemente uno de los actores que ha tenido un ascenso más vertiginoso en su carrera política”, dice Imas.

Y aunque podía repostular, cumplió una promesa que había hecho en 2013: no repostular más de una vez.

En cambio, se transformó en el escudero de la candidatura presidencial de Gabriel Boric. No solo fue jefe de campaña, sino que además fue coordinador del comando Apruebo Dignidad, como le llamaron a la naciente coalición.

Ahí fue cuando la idea de estudiar fuera de Chile se pospuso. Boric llegó a La Moneda y nombró al fiel Giorgio Jackson como ministro Secretario General de la Presidencia, un rol en el que tendría que sacar a relucir todos sus dotes políticas y ser quien coordinara la relación entre el gobierno y el parlamento. Fue ahí donde empezaron los problemas.

Giorgio Jackson dio varios pasos en falso, sobre todo por una frase que aun le pasa. “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió nosotros estamos abordando los temas con menos eufemismos y más franqueza”, dijo en una entrevista que le hicieron a través de la plataforma Twitch.

Se le vino la noche al ministro Jackson tras esa declaración. Alfonso de Urresti, senador del PS, que forma parte de la coalición de gobierno, dijo que no le gustaban las “actitudes pusilánimes de determinados ministros”, refiriéndose a él. Iván Moreira, senador UDI, dijo que “al ministro Jackson no lo quiere nadie. Ni la oposición lo critica como lo critica el propio oficialismo”.

Las relaciones con el parlamento estaban rotas. Y tras la derrota del plebiscito constitucional, Boric lo sacó de la Segpres en el primer cambio de ministros que tuvo su gobierno. Pero no salió del gabinete, sino que pasó a Desarrollo Social.

El tranquilo transitar por esa repartición acabó el día en que saltó el escándalo de Democracia Viva, el que da inicio al Caso Convenios. La escandalosa entrega de fondos de asignación directa a diversas organizaciones.

En lo de Democracia Viva hay involucrados que son cercanos a Jackson, como la diputada Catalina Pérez, y todos eran militantes de Revolución Democrática.

Y cuando aún no se medían las consecuencias de aquello, vino el robo de 23 computadores y una caja fuerte en las oficinas del ministerio que comanda Jackson. Como si fuera poco, engañaron al guardia de la repartición haciéndose pasar, justamente, por el ministro.

Por cierto, nadie puede culpar al ministro de ambos episodios. Pero aún así la UDI envió una carta pidiendo que el presidente Boric lo removiese. En la carta lo acusaban directamente “de haber liderado el mayor despilfarro de recursos públicos por medio del plan Gas para Chile, por haber orquestado un esquema de defraudación a través de fundaciones políticas y, por último, por estar directamente involucrado en el sospechoso robo de 23 computadores y una caja fuerte desde su ministerio”.

Aunque mientras era ministro no se refirió a las acusaciones, en su despedida del gobierno, Jackson anunció que “en mi rol de ciudadano, por cierto que voy a emprender todas las acciones que sean necesarias para develar aquellas mentiras, injurias y calumnias”.

Camila Vallejo y Giorgio Jackson cuando eran dirigentes universitarios.

Los parlamentarios del Partido Republicano habían anunciado la presentación de una Acusación Constitucional contra Jackson, pero no alcanzaron a presentar los documentos con el argumento. Según había dicho Benjamín Moreno, jefe de bancada de los republicanos, era “haber comprometido el honor se la nación, infringir la Constitución y por haber dejado las leyes sin ejecución. La mayoría de los chilenos sabe que el ministro Jackson es el rostro de la corrupción en nuestro país. Existe el mérito suficiente para acusar constitucionalmente al ministro”.

Ignacio Imas cree que la renuncia de Jackson es tardía, que se debió tras el primer cambio de gabinete. “Llama la atención que el presidente Boric lo mantuviese y sostuviese en el cargo. Puede que se deba a simple terquedad, porque hoy día ni para los públicos internos Jackson era un actor validado para dialogar ni llegar a acuerdos. Pero también puede ser que el presidente no quisiera acceder ante una derecha que se encuentra cada vez más rígida”, explica.

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