viernes 22 de noviembre de 2024 09:00 am
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Científicos han desvelado las claves que faltaban para resolver el enigma de un continente desaparecido, un pedazo de tierra de 5,000 kilómetros de largo llamado Argolandia, que se separó de Australia Occidental para luego desvanecerse hace 155 millones de años, en la era Jurásica.

La existencia de Argolandia es conocida gracias al “vacío” que dejó en el fondo marino: una cuenca oculta en las profundidades del océano conocida como la llanura abisal de Argo. La configuración del lecho marino indica que este continente se desplazó hacia el noroeste y finalmente se ubicó donde se encuentran actualmente las islas del sudeste asiático.

Sin embargo, bajo estas islas no se esconde un gran continente, sino solo los restos de pequeños fragmentos continentales que no encajaban, ya que, entre otras, estaban rodeados por cuencas oceánicas mucho más antiguas.

Recientemente, geólogos de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, desenterraron pruebas de la existencia de Argolandia y lograron reconstruir la historia de este continente perdido. Descubrieron que varios de estos restos dispersos de esta antigua masa de tierra sí están efectivamente enterrados bajo partes de naciones del sudoeste asiático, como Indonesia y Myanmar, lo que arroja luz sobre el pasado profundo de esta dinámica región.

De Argolandia a Argopelago

Los geólogos Eldert Advokaat y Douwe van Hinsbergen de la Universidad de Utrecht han trazado la trayectoria del continente separado, indicando que la corteza de Argolandia comenzó a fragmentarse en lo que ellos denominan un “Argopelago” de islas más pequeñas hace 300 millones de años. En ese tiempo, la Antártida, Sudamérica, África, Australia y la India eran parte de un supercontinente conocido como Gondwana.

En concreto, estos investigadores han identificado bloques y megaunidades derivados de Gondwana en el suroeste de Borneo, el Gran Paternoster, Java Oriental, el sur de Sulawesi, el oeste de Birmania y la Tierra del Monte Victoria como fragmentos que juntos podrían representar partes de Argolandia, según un estudio publicado en Gondwana Research.

“La situación en el Sudeste Asiático es muy diferente a la de lugares como África y Sudamérica, donde un continente se partió en dos. Argolandia se astilló en muchos fragmentos diferentes”, explica Advokaat en un comunicado de la Universidad de Utrecht.

Difícil tarea de detección
Los científicos también descubrieron que la hipótesis encaja a la perfección entre los sistemas geológicos vecinos del Himalaya y Filipinas. Además, hallaron que la desintegración de Argolandia se aceleró hace unos 215 millones de años, lo que explica por qué el “continente” se fragmentó tanto, lo que ha hecho difícil su detección hasta ahora.

Esto se debe en gran medida a que, como explican los científicos, algunos continentes más ligeros pueden quedar parcialmente sumergidos bajo el nivel del mar, como sucedió con el continente perdido de Gran Adria. Sin embargo, en el caso de la Gran Adria, la capa superior se mantuvo y se plegó para formar las montañas del sur de Europa. En contraste, Argolandia no dejó rastro de estratos rocosos plegados, lo que la diferencia de este proceso geológico.

“Estábamos tratando literalmente con islas de información, por eso nuestra investigación llevó tanto tiempo. Pasamos siete años armando el rompecabezas”, explica Advokaat.

A pesar del tiempo empleado y del enorme esfuerzo de los científicos, estas reconstrucciones son vitales para comprender procesos como la evolución de la biodiversidad y el clima, o para encontrar materias primas. Y a un nivel más fundamental “para entender cómo se forman las montañas o averiguar las fuerzas motrices de la tectónica de placas; dos fenómenos estrechamente relacionados”, señalan los investigadores.

Argolandia no es el único continente “perdido” que ha sido descubierto. Recientemente, se confirmó que Zealandia es real, al igual que el continente perdido de Balcanatolia.

Por Deutsche Welle

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