domingo 24 de noviembre de 2024 05:13 am
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La Ciudad reiteró este martes que no está descartado que se instalen tiendas de campaña, en espacio congregados, para albergar a familias. Miles de inmigrantes con pánico de terminar sin refugio.

¿Existe la posibilidad de que familias de inmigrantes con niños recién llegadas a la Gran Manzana terminen durmiendo en carpas? ¿Y en algunos casos extremos que personas solteras terminen en la calle?

En palabras del mismo alcalde Eric Adams, pronunciadas en su rueda de prensa semanal de este martes, la respuesta es ¡Sí!

“Tenemos todas las opciones sobre la mesa. Quiero ser claro: la gente va a empezar a ver señales visuales de esta crisis en las calles. La gran verdad, es que no tenemos espacio. Y lo importante, no es si la gente dormirá en las calles, sino cuándo. Esto va a doler y no va a ser nada agradable”, aseveró.

Un encuentro con los medios, en donde se pretendía remarcar el hito de la recuperación económica de Nueva York, sustentado en el regreso de casi un millón de empleos al sector privado, terminó en un debate con los periodistas, quienes cambiaron la dirección de la jornada, para centrarlo en dos grandes preguntas: ¿Cuál será el destino de la Gran Manzana ante la crisis migratoria? ¿Hay la posibilidad de que las familias recién llegadas terminen en espacios congregados?

En medio del arsenal de dudas, el mandatario municipal espetó: “Durante 15 meses, hemos hecho todo lo posible, con humanidad, compasión y estresando el presupuesto municipal. Si alguien tiene una solución, estamos dispuestos a escuchar consejos”.

Adams reiteró que semanalmente siguen llegando cientos de personas, provenientes de la frontera sur con México, un escenario que podría perfilar una eventual epidemia de inmigrantes durmiendo en las calles.

El mandatario informó que su equipo estaba trabajando con expertos para encontrar una solución “humana”, al sobrecargado sistema de refugios de la ciudad, que atiende a más de 60,000 solicitantes de asilo. En paralelo, a decenas de miles de neoyorquinos sin hogar, a quienes también brinda servicios.

Firmes con algunas normas

Desde la semana pasada, portavoces de la Ciudad indicaron que estaba planeando alojar a las familias inmigrantes en nuevas tiendas de campaña. Una versión que fue ratificada este martes.

“Tenemos que asegurarnos de que la gente tenga algún tipo de instalación sanitaria, algún tipo de red de duchas. Estamos buscando opciones.”, dijo Adams.

La situación de los albergues municipales se complicó aún más, pues algunas locaciones fueron desalojadas recientemente por no cumplir con los protocolos de habitabilidad del Departamento de Bomberos.

Por su parte, Anne Williams – Isom, vicealcaldesa de Servicios Humanos de la Ciudad, defendió las nuevas acciones de “descompresión”, como los avisos de desalojo de 60 días, que comenzarán a dirigirse a unas 4,000 familias que viven en ocho centros de ayuda humanitaria como el hotel Row, Stewart, Watson y Roosevelt, en Manhattan.

Este grupo tendrá la opción de aplicar nuevamente al sistema de refugios, pero podría terminar asignado a otro condado.

“No existe otra ciudad que haya tenido mejores prácticas para manejar esta emergencia humanitaria. Es la única forma que hemos encontrado, para tener espacio para nuevas familias, que siguen arribando”, acotó.

El alcalde quien ha sido el centro de cuestionamientos de organizaciones comunitarias y líderes electos demócratas, por pretender cambiar judicialmente las normas del derecho al refugio, preguntó: “En este momento, ¿qué hacemos con 2,500 a 4,000 personas que vienen aquí por semana, y que llegan más rápido, de lo que se van? Esa es la pregunta que debemos responder”.

Desde hace un año, cuando esta crisis humanitaria se empezó a perfilar, la Administración Adams empezó a solicitar, sin éxito, una estrategia nacional para evitar que los servicios sociales de refugios en la Gran Manzana colapsaran. Todo indica que ese momento ya llegó.

¡No nos alquilan!
La realidad en los refugios es muy confusa y angustiante. Especialmente para muchas personas que han permanecido en esos recintos, en algunos casos, por más de un año.

“Lamentablemente las opciones que te dan son muy pocas. Si me sacan de aquí y me mandan a otro condado fuera de Manhattan, voy a tener problemas para que mi hijo vaya a la escuela. A mí las organizaciones que me ayudaron a venir, me dijeron que luego del hotel me darían mi vivienda digna, no que terminaría en una carpa”, contó a El Diario una inmigrante venezolana, de 25 años, hospedada en el hotel Row, quien prefirió reservar su identidad.

La joven madre asegura que ha tratado de buscar lugares para rentar, pero “todo es muy caro”. Y en la mayoría de los casos, no aceptan niños. Asegura que una de las soluciones que ponen sobre la mesa es facilitar boletos de avión para cualquier destino, a cambio que abandonen el “shelter”.

“Yo en lo personal no tengo a donde ir, ni tengo familia aquí. Por eso, cuando personas de mi país me preguntan, si iniciarían esta misma aventura, yo les digo inmediatamente que no. Miles más bien estamos al borde de quedar en la calle“, expresó.

Por Fernando Martínez

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