Científicos han descubierto evidencia de una tormenta solar masiva hace 14,300 años, destacando los posibles efectos catastróficos que dicho fenómeno podría tener en la tecnología moderna.
En una revelación científica, los anillos de árboles antiguos han revelado evidencia de la tormenta solar más colosal jamás registrada, que se remonta a 14,300 años.
El profesor Tim Heaton de la Universidad de Leeds subrayó las posibles consecuencias de tormentas solares tan extremas, según Zenger. “Estas supertormentas podrían dañar permanentemente los transformadores de nuestras redes eléctricas, provocando apagones enormes y generalizados que durarían meses”, advierte Heaton.
Estos eventos también podrían causar daños duraderos a los satélites cruciales para la navegación y las telecomunicaciones, dejándolos inoperativos. Además, expondrían a los astronautas a graves riesgos de radiación.
La tormenta recién descubierta de 14,300 años de antigüedad es la más grande jamás identificada, aproximadamente el doble de tamaño que las que ocurrieron en la Edad Media. Estas tormentas solares extremas, conocidas como Eventos Miyake, se han observado en los últimos 15,000 años. Los hechos confirmados más recientes tuvieron lugar en el 993 d.C. y el 774 d.C.
Sin embargo, los científicos admiten que la naturaleza exacta de estas tormentas sigue siendo un misterio, ya que nunca han sido observadas directamente con instrumentos.
Para llegar a estas revelaciones, el equipo de investigación midió meticulosamente los niveles de radiocarbono en troncos de árboles subfosilizados conservados en las orillas erosionadas del río Drouzet en los Alpes del sur de Francia.
El autor principal del estudio, el profesor Edouard Bard del Collège de France, explica su significado: “En la atmósfera superior se produce constantemente radiocarbono a través de una cadena de reacciones iniciadas por los rayos cósmicos”.
El análisis de los anillos de los árboles individuales expuso un aumento notable en los niveles de radiocarbono hace precisamente 14,300 años. Este pico probablemente fue el resultado de una tormenta solar masiva que emitió un enorme volumen de partículas energéticas a la atmósfera de la Tierra.
Las mediciones instrumentales directas de la actividad solar se remontan únicamente al siglo XVII y se centran en las manchas solares. Sin embargo, para comprender el comportamiento del Sol en tiempos más remotos de la historia, las mediciones de radiocarbono en los anillos de los árboles y los niveles de berilio en los núcleos de hielo polar son herramientas invaluables.
La tormenta solar de 1859, conocida como Evento Carrington, fue la tormenta solar más grande observada directamente en la historia. Perturbó significativamente la Tierra, destruyó máquinas de telégrafo y provocó una brillante aurora nocturna.
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