“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.”
Juan 14:6
Este pasaje nos invita a reflexionar profundamente sobre nuestra relación con Dios y el propósito de nuestra vida. Jesús declara ser el único camino que nos conduce al Padre, la verdad que ilumina nuestra comprensión y la vida que da sentido y plenitud a nuestra existencia.
En un mundo lleno de confusión, múltiples creencias y caminos aparentes, Jesús nos enseña que es a través de Él que encontramos dirección y paz verdadera. No se trata solo de una afirmación religiosa, sino de una invitación personal a caminar con Él, confiar en sus palabras y seguir su ejemplo.
Al reconocer a Jesús como el camino, nos despojamos de nuestra propia autosuficiencia y aceptamos que es solo por medio de su gracia y sacrificio que podemos acercarnos a Dios. Al abrazar su verdad, nuestros corazones y mentes son renovados, permitiéndonos vivir de acuerdo con la voluntad divina. Y al experimentar su vida, nos llenamos de gozo, esperanza y la promesa de una eternidad en comunión con Él.
Este versículo no solo nos invita a la reflexión, sino también a la acción. ¿Estamos siguiendo el camino que Jesús nos señala? ¿Confiamos plenamente en Él como la verdad que sostiene nuestras vidas? ¿Vivimos con la certeza de que, a través de Jesús, hemos recibido vida en abundancia?
Hoy es un buen día para detenernos, mirar hacia adentro y renovar nuestro compromiso de caminar junto a Cristo, quien es nuestra guía hacia el Padre y la fuente de la vida eterna.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com
