martes 26 de noviembre de 2024 11:46 am
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“Bendito sea el Señor, que cada día nos colma de beneficios, el Dios de nuestra salvación.”

Salmos 68:19

En este pasaje, encontramos una invitación profunda a reconocer la presencia constante de Dios en nuestras vidas. Su amor y provisión no cesan; Él es quien nos bendice diariamente con los recursos, la fuerza y el aliento que necesitamos para enfrentar cada jornada. No se trata solo de bendiciones materiales, sino también de aquellas que muchas veces pasamos por alto: el consuelo en tiempos de tristeza, la paz en medio de la tormenta y la guía en momentos de incertidumbre.

Cuando el salmista declara que Dios nos colma de beneficios, está hablando de un Padre amoroso que se preocupa por cada aspecto de nuestra existencia. Cada nuevo día trae consigo misericordias renovadas, oportunidades para crecer y para recordar que no estamos solos en el camino. Él es quien lleva nuestras cargas, quien nos fortalece en nuestras debilidades y nos rescata cuando caemos.

El versículo también resalta un atributo esencial de Dios: Él es “el Dios de nuestra salvación”. Esta verdad nos lleva al corazón del evangelio, donde entendemos que, más allá de los dones diarios, Dios nos ha dado el regalo eterno de la salvación a través de Jesucristo. Esta salvación no solo nos asegura una vida eterna, sino que transforma nuestra existencia presente, dándonos propósito, esperanza y la certeza de que somos profundamente amados.

Cada vez que enfrentemos desafíos o nos sintamos abrumados por las preocupaciones de la vida, este pasaje nos recuerda que podemos acudir a Dios. Él es quien nos colma de beneficios, quien nos sostiene y quien nunca nos abandona. Su fidelidad es la roca en la que podemos construir nuestras vidas, sabiendo que, pase lo que pase, Él estará a nuestro lado.

Hoy es un buen momento para reflexionar y dar gracias. Pensemos en todas las maneras en que Dios ha sido bueno con nosotros, en cómo ha cuidado de nuestras familias, nos ha proveído, y nos ha guiado hasta aquí. Cultivemos un corazón agradecido, reconociendo que todo lo bueno proviene de Él.

Confiemos en que, así como nos ha bendecido en el pasado, seguirá siendo fiel en el futuro. Cada día es una oportunidad para acercarnos más a Él, para alabarlo y para compartir Su amor con quienes nos rodean.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.

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