jueves 21 de noviembre de 2024 21:13 pm
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La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA, por sus siglas en inglés), encargada de operar los trenes de Nueva York, ha sido condenada a pagar 90 millones de dólares como compensación tras un accidente devastador en el que uno de sus trenes atropelló a un hombre borracho que cayó a las vías. El hombre, Lamont Powell, perdió una pierna, la articulación de la cadera y gran parte de un brazo, quedando inhabilitado para trabajar tras el incidente ocurrido en 2018. Esta sentencia es una de las mayores impuestas contra la MTA, destacándose por su magnitud.

Powell, residente de Brooklyn y de 56 años, recibió el fallo favorable el mes pasado, obteniendo una compensación que su abogado consideró justa dado que el conductor del tren, según argumenta, tuvo tiempo suficiente para frenar y evitar el trágico accidente. El abogado de Powell, Ira Newman, enfatizó que el conductor no accionó el freno de emergencia a tiempo, a pesar de que había personas en la plataforma alertándole del peligro.

El accidente ocurrió el 30 de junio de 2018, cuando Powell, tras una noche de consumo de alcohol, cayó en las vías de la estación de Broadway Junction en East New York. Según Newman, el lugar donde Powell cayó ofrecía al conductor del tren una amplia distancia para detenerse antes de atropellarlo, ya que el hombre estaba en una zona lejos del borde de la estación donde los trenes suelen entrar. Incluso señaló que había personas haciendo señas desde la plataforma para alertar al conductor, pero este no reaccionó con la rapidez que la situación requería.

Durante el juicio, un exingeniero de la MTA testificó que un tren viajando a 16 millas por hora (aproximadamente 25 kilómetros por hora) necesita unos 110 pies (33 metros) para detenerse. Sin embargo, el conductor del tren tenía aproximadamente 360 pies (110 metros) para frenar antes de golpear a Powell, lo que lo llevó a concluir que hubo tiempo más que suficiente para evitar la tragedia.

El abogado de Powell argumentó que el conductor del tren admitió haber visto a las personas haciendo señales desesperadas, pero pensó que estaban alertando sobre una bolsa de basura, por lo que no activó el freno de emergencia. Newman insistió en que, incluso si hubiese sido una bolsa de basura, el conductor debería haber frenado, y mucho más tratándose de una persona. Como resultado de la negligencia del conductor, Powell ahora deberá vivir el resto de su vida en un centro de apoyo, ya que quedó severamente incapacitado y no tiene familiares cercanos para cuidarlo.

Aunque el abogado de la víctima reconoció que Powell estaba bajo los efectos del alcohol en el momento del accidente, comparó su caída en las vías con situaciones en las que alguien podría haber sido empujado, haberse desmayado o haber tenido una convulsión. Su argumento fue claro: el operador del tren no actuó de acuerdo con las normas de seguridad y, de haberlo hecho, el accidente habría sido completamente evitable.

Powell presentó su demanda contra la MTA casi un año después del accidente. Durante el juicio, un experto estimó que los gastos médicos de por vida de Powell podrían ascender a 17 millones de dólares. Esta cifra fue un factor importante en la decisión del jurado de otorgar una compensación considerable. El abogado Newman, junto con su socio Ed Sanocki, manejó el caso y lograron convencer al jurado de la negligencia de la MTA en este trágico suceso.

La MTA, por su parte, ha declarado que están revisando el veredicto y sus posibles implicaciones. Este no es el único caso reciente en el que la MTA ha sido condenada a pagar indemnizaciones millonarias. En marzo de este año, un jurado otorgó 72.5 millones de dólares a una mujer de Florida que fue atropellada y arrastrada por un autobús de la ciudad de Nueva York, lo que la dejó parcialmente paralizada.

Este tipo de incidentes plantea serias cuestiones sobre los protocolos de seguridad de la MTA y la capacitación de su personal, ya que tanto los pasajeros como los trabajadores merecen un entorno seguro y adecuado para evitar tragedias similares en el futuro.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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