sábado 9 de noviembre de 2024 19:40 pm
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Muchos de los pacientes viven en vecindarios predominantemente latinos en el alto Manhattan y el sur del Bronx.

A Michelle Mata no le diagnosticaron una enfermedad mental sino hasta los 23 años, tras años de sufrimiento. Sabía muy poco sobre a quién pedir ayuda, ya que, en San Antonio, creció en una familia latina que no hablaba de salud mental. En las citas médicas le aterrorizaba decir la verdad.

“No quería decirle eso (a los médicos) porque sabía que tan pronto como revelara lo que sentía, me quitarían mi libertad y me internarían en el hospital”, dijo Mata, de 53 años, quien habló sobre su salud mental con The Associated Press con la esperanza de ayudar a otros. Ahora trabaja en la sección de San Antonio de la National Alliance on Mental Illness (Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales) mientras se enfrenta, 30 años después, a la depresión y el trastorno de estrés postraumático.

La Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud de 2022 mostró que poco más de una quinta parte de los adultos hispanos reportaron tener una enfermedad mental, definida en el informe como un trastorno mental, emocional o de conducta diagnosticado que puede haber interferido con su vida. Eso es un poco menos que los estadounidenses blancos (24.6 %) pero más que los estadounidenses negros (19.7 %) y los estadounidenses asiáticos (16.8 %).

La misma encuesta mostró que los adultos hispanos tenían menos probabilidades de recibir tratamiento que los adultos multirraciales y los adultos blancos. Los expertos en salud mental, las clínicas comunitarias y los políticos llaman cada vez más la atención a las barreras que los latinos enfrentan al buscar tratamiento —como la falta de profesionales de salud mental que sean latinos y hablen español u otros idiomas—, y trabajan para crear nuevos programas para abordar los problemas de acceso.

“Entre más hablemos de ello, lo escuchemos y lo entendamos, (más) podremos hacer algo al respecto”, dijo Mata, quien tiene la esperanza de que las generaciones más jóvenes no tengan que luchar como ella. “La gente no entiende que pedir ayuda no es un signo de debilidad. Pedir ayuda es algo valiente”.

SOMOS Community Care, una red de médicos en el Bronx, Queens, Manhattan y Brooklyn que se han unido para prestar atención a pacientes beneficiarios de Medicaid, en la ciudad de Nueva York, comenzó a realizar exámenes de salud mental para todos los pacientes, sin importar el motivo de la cita, dijo Riquelmy Lamour, directora de salud conductual y trabajo social.

Muchos de los pacientes viven en vecindarios predominantemente latinos en el alto Manhattan y el sur del Bronx, y Lamour explicó que puede ser más fácil para alguien bajar la guardia cuando un médico que ha tratado a la familia durante generaciones los pone en contacto con un profesional de la salud mental. La organización también realiza revisiones en ferias callejeras, y brinda una conexión inmediata con un proveedor, así como recursos para encontrar otros servicios apropiados.

“Vas a un médico, pero a un médico que se parece a ti, que habla como tú, que entiende tu cultura, tu idioma, los matices”, agregó.

Una herramienta interactiva de la Asociación Estadounidense de Psicología muestra que alrededor del 8 % de los psicólogos se identificaban como latinos en 2021, los datos disponibles más recientes. La doctora Julia Macedo, psiquiatra en Pittsburgh y miembro de la Asociación Médica Nacional Hispana, dijo que es menos probable que los pacientes busquen ayuda si no hay alguien que pueda comprender sus experiencias, como la ansiedad y el temor de que un miembro de su familia pueda ser deportado.

El número telefónico 988 de Estados Unidos para Prevención del Suicidio y Crisis ofrece servicios de voz, texto y chat en español. Los demócratas del Congreso han presentado dos proyectos de ley que ayudarían con la educación y la vinculación en torno a la salud mental de los latinos. Uno, presentado en el Senado en 2023, no ha recibido una audiencia en comisiones. El otro, presentado en mayo por Yadira Caraveo, representante de Colorado, se enfoca específicamente en los latinos jóvenes.

La encuesta federal de 2022 mostró que 1.2 millones de hispanos de entre 12 y 17 años sufrieron un episodio depresivo mayor, pero sólo la mitad recibió tratamiento de salud mental. Hablar sobre salud mental en las escuelas desde el jardín de infantes ayudaría a los jóvenes latinos a comprender que “(la salud mental) no es mala, es sólo una enfermedad”, dijo el doctor Fernando Taveras, psiquiatra de SOMOS.

La representante de Oregon Andrea Salinas es copatrocinadora del reciente proyecto de ley, que todavía no ha recibido una audiencia en comisiones. Refirió que ella creció en un hogar latino donde no se hablaba de salud mental, y agregó que es vital que los jóvenes latinos tengan los recursos que necesitan.

“Se trata de darle esperanza a la gente y hacerles saber que, aunque no podamos aprobar algo en este momento, la gente está escuchando”, manifestó. “Siento que eso por sí solo puede salvar una vida o animar a alguien a pedir ayuda”.

Servicios de la Raza es uno de los pocos centros de salud conductual en Colorado que cuenta con personal diverso que habla español y con recursos en español. Los médicos de todo el estado remiten a las personas a la organización, que comenzó sus labores en 1972 enfocada en la salud mental, dijo Ana Belén Vizoso, vicepresidenta de salud y bienestar. La organización atiende a unos 10,000 pacientes al año para servicios de salud mental, pero añadió que las necesidades crecen constantemente en una comunidad que representa casi el 19 % de la población del estado.

Vizoso agregó que el estigma en torno a buscar ayuda de salud mental en la comunidad latina todavía existe, pero que ha habido un cambio. Su organización ha visto que más personas buscan atención, pero pedir ayuda y obtener ayuda son dos cosas diferentes, añadió.

“Es la primera vez que muchas personas se abren y comparten sus experiencias en un entorno de salud conductual”, reportó Vizoso sobre lo que los pacientes han escrito en las encuestas de salida. “Si no tuvieran acceso a nuestros servicios, no tendrían la oportunidad de ello. Todos en nuestra comunidad deberían tener acceso, pero ese no es el caso para todos”.

El Departamento de Salud Mental del condado de Los Ángeles, California, comenzó a ampliar los servicios de salud mental para los 4.8 millones de latinos del condado durante la pandemia. Eso incluyó la creación del Speakers Bureau (Oficina de Oradores), donde médicos autorizados brindaban información confiable sobre COVID-19 y ahora hacen lo mismo con información “clínica, cultural y lingüísticamente” apropiada sobre salud mental y otros temas, dijo Sandra Chang, gerente del programa clínico de salud mental del condado.

El condado también inició un centro llamado Promotores de Salud Mental, que ofrece información sobre salud mental, un programa de 10 semanas centrado en empoderar a las latinas y un programa que utiliza las formas tradicionales de curación de la comunidad maya.

Los grupos de apoyo hacen una diferencia con base en la retroalimentación que Chang dijo que ha recibido, y agregó que las personas aprenden “a ir tras sus metas y concentrarse en sus necesidades personales, descubriéndose a sí mismas por primera vez en términos de admirarse a sí mismas, de encontrar su valor propio, de poder hablar abiertamente de sus necesidades, de no tener miedo de pedir ayuda, luchar contra el estigma”.

AP

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