miércoles 4 de diciembre de 2024 05:31 am
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Mientras autoridades carcelarias insisten en que las cosas van por buen camino en la problemática cárcel, manifestantes se plantaron al lado de la sede de la Alcaldía de Nueva York para pedir al Alcalde Adams acciones que garanticen la seguridad de los reclusos, y un plan de excarcelamiento tras reportes de violaciones peligrosas en todas las instalaciones.

“Todas las personas que vienen ahora a Rikers, oficiales electos o la propia prensa, pueden notar que las cosas realmente son diferentes (…) Vamos en una dirección positiva”, es una de las frases con las que el Comisionado del Departamento de Correccionales de la Ciudad de Nueva York (DOC), Louis Molina, ha defendido a capa y espada su labor durante los últimos 19 meses, para contener la crisis en la cárcel de Rikers Island, bajo la Administración Adams.

Y justo cuando está sobre la mesa la opción de que un administrador judicial independiente tome las riendas de la cárcel, donde en promedio hay unos 6,000 presos mensualmente, lo que le quitaría el control a la Ciudad, y a la luz de reportes de entes de cumplimiento, que han venido denunciando violaciones peligrosas de salud y seguridad en todas las instalaciones del penal, manifestantes exigen al Alcalde Adams acciones que garanticen el bienestar de los internos y la protección a sus derechos humanos básicos.

Con gritos y pancartas en los que reclamaban el cierre inmediato de Rikers Island, “tratamientos y no prisión”, y mayor inversión en educación y no en medidas punitivas, los manifestantes exigieron a la Ciudad establecer de inmediato una política formal de exacarcelamiento en respuesta a lo que califican como “un desastre humanitario en curso”, que vaya por la misma ruta de los planes de cierre definitivo del penal, pautado para el 2027.

Cierren Rikers ahora. Es un sitio que sigue siendo centro de abusos, negligencia, clasismo y criminalizaciónñ es inaceptable lo que pasa allá y por eso, para reducir los daños, venimos aquí, no a pedirle sino a exigirle al Alcalde el excarcelamiento”, dijo Neil Berry, líder de la organización VOCAL-NY.

Eileen Maher, defensora de los reclusos de Rikers, calificó al penal como un sitio de “horrores”, en donde han muerto 26 reclusos desde el añno pasado y 42 desde el 2021, y pidió al alcalde Adams que se ponga del lado de las familias de los internos y de los presos para poner freno a los atropellos.

“El año pasado vinimos aquí con estos mismos reclamos y el Alcalde dijo que iba a hacer algo y no ha hecho nada. Continúa con el manejo policial en vez de promover planes de excarcelamiento para frenar la crisis que sigue moviéndose, y empujar acciones que aborden las raíces del problema y eviten que más gente siga siendo mandada allá”, dijo la activista, al tiempo que exigió que se tenga en cuenta un plan de ocho puntos, dentro de los que se incluyen además entrenamiento a la guardia sobre prevención del suicidio, sobre trato a personas trans y LGBT, educación, mantener el plan de estabilización de quienes salen de prisión a hoteles, y mayor transparencia por parte de las autoridades carcelarias.

Luis Bolaños Ordoñez, organizador de unión de derechos civiles de VOCAL-NY, también criticó la labor que ha venido adelantando la Ciudad para acabar con la crisis de Rikers y mencionó que la única salida actual es el cierre pronto del penal.

“El mensaje es bastante simple. En las condiciones enque están actualmente las cárceles en Nueva York, realmente nadie que entre en verdad está mejorando su comportamiento, se está recuperando, no hay rehabilitación para nada. Toda la gente que entra es abusada, en algunos casos torturada y en algunos casos hasta asesinada en formas terribles. Y si alguien sale de ahí termina saliendo peor”, dijo el organizador, quien insistió en que varios reclusos sean liberados.

“Creemos que la gente que tiene problemas de salud mental, de adicción, la gente que es guardiana o responsable de hogares, padres solteros y madres solteras, deberían de tener un chance de estar en libertad y poder contribuir más a la sociedad”, aseguró Bolaños. “Las personas LGBT, personas trans están en muchísimo riesgo de ser abusados en Rikers y entre menos gente haya tras de las rejas, va a haber menos sufrimiento, menos muertes, pero el Alcalde cada día asume posiciones más fuera de lo racional y estamos preocupados por la falta de transparencia de Rikers sobre muertes”.

El activista se refirió al caso que actualmente revisa la jueza federal Laura Taylor Swain, para decidir si encuentra válidas las denuncias de organizaciones defensoras de reclusos y del Monitor Federal, Steve Martin, quienes solicitan que se quite el control de Rikers a la Ciudad y se entregue a un administrador judicial, y se mostró dudoso.

La verdadera solución es excarcelar a la gente y cerrar Rikers, pues ejemplos anteriores en otros lugares donde se ha tenido la figura de un administrador independiente es que las cosas se mejorar mientras está esa persona pero luego vuelven a lo que eran antes y en ocasiones se empeoran”, dijo el defensor. “Me parece positivo que la Jueza mandó a un monitor a echarle ojo, pero también cuando se tome esa decisión de si se le quita el control a la Ciudad hay que ver que se entregue a una persona que sepa de Rikers, que haya estado ahí, que conozca la situación, o si no, no tiene sentido”.

Edwin Santana, de la organización Freedom Agenda, tampoco ve con buenos ojos la labor que ha adelantado la Administración Municipal sobre Rikers y afirma que de darse visto bueno a que se entregue el manejo del penal a un Administrador independiente, la labor que tendría que hacer el nuevo funcionario es cerrar el penal.

“La única manera de solucionar las cosas en Rikers es cerrarla, no hay otra opción. Si un administrador viene y la cierra, lo apoyo, pero si no, no, pues la meta que tenemos es clausurarla, como ya fue ordenado por la ley. Sabemos que Rikers está en caos y tenemos que hacer algo”, comentó el organizador en la manifestación, quien portaba un cartel en el que comparaba al alcalde Adams con ele xalcalde Rudolph Guilliani y le nevió un mensaje. “Alcalde, por favor, cierre Rikers. La cultura de violencia todavía está ahí. No lo siga negando. Los oficiales de correccionales que llevaban años ahí haciendo mal las cosas siguen ahí, no los han quitado. El alcalde está poniendo una curita a un mal enorme. Hay que cerrar Rikers, es la única manera“.

Por otro lado, la organización Legal Aid Society, que aboga por el bienestar de los reclusos, hizo un llamado a las autoridades carcelarias de la Gran Manzana para que tomen medidas que garanticen la seguridad de los internos, evitando que se registren incendios peligrosos.

El grupo de defensa recordó que Rikers Island ha experimentado numerosos incendios durante la última década. Tan solo en abril pasado, un incendio en la unidad conocida como NIC, dejó como saldo 20 internos y miembros del personal heridos, incluidos dos que sufrieron quemaduras graves, a raíz de una falla en el sistema de rociadores, que el Departamento de Correccionales no logró determinar hacía cuánto no funcionaba.

“Este patrón de incumplimiento grave en Rikers Island continúa poniendo vidas en riesgo”, aseguró Veronica Vela, abogada supervisora del Proyecto de Derechos de los Prisioneros de Legal Aid Society, tras advertir que una auditoría reciente del DOC del puesto de la Oficina de Seguridad contra Incendios reveló que no se realizaron informes de seguridad contra incendios semanales o mensuales obligatorios desde el 1 de abril de 2022 hasta el 30 de abril de 2023.

“La reciente auditoría de seguridad contra incendios ha demostrado, una vez más, que el DOC tiene poco interés en brindar condiciones de vida seguras y humanas a las personas encarceladas en sus instalaciones. La desafortunada verdad es que mientras Rikers Island esté abierta, todos los que viven y trabajan allí están en peligro constante por numerosas violaciones de seguridad, siempre presentes y no abordadas”, agregó la defensora.

Tras la manifestación, El Diario consultó a la Administración Adams sobre las quejas y reclamos manifestadas, pero la Oficina del Alcalde no se pronunció.

Por  Edwin Martínez

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